Durante los días 12 y 14 de noviembre tuvo lugar un Congreso Internacional sobre Julián Marías, organizado por la Universidad Católica de Valencia. En dicho evento participé con la ponencia "Verdad y libertad en Julián Marías". Por si puede interesar a alguna persona, la reproduzco seguidamente. El resto del Congreso se puede seguir, como grabaciones de vídeo, en la página del enlace anterior.
Verdad y libertad en Julián Marías
Muchas gracias por
la oportunidad que me brinda la Universidad Católica de Valencia para
homenajear a Julián Marías en el centenario de su nacimiento, compartiendo la
mesa con dos grandes amigos suyos, como es el caso de Leticia Escardó y
Alejandro Abad.
Julián Marías, como todos saben, nació en 1914, año de la
publicación del primer gran libro de Ortega, su maestro: “Meditaciones del
Quijote”, y de su famosa conferencia “Vieja y nueva política”, que marcan una
nueva época del pensamiento y la proyección de España en el mundo, continuación
de unos años en los que empieza a mostrarse el nuevo siglo de oro español, que
llega hasta, por lo menos la muerte de Marías. Ya nos lo recordaba en la toma
de posesión del premio Príncipe de Asturias: “Se ha hablado del-medio siglo de
oro-, y creo que si hacen bien las cuentas resultará un siglo entero”.
Ortega y Gasset en su libro citado comienza diciendo que es
un profesor de filosofía “In partibus infidelium”, en tierra de infieles, esa
tierra que pronto dejó de serlo por la labor ingente de Ortega en su cátedra,
en las diversas publicaciones donde mostró lo mejor de su época en el mundo del
pensamiento, con la Revista de Occidente: la mejor revista de la Europa de esos
años y su editorial, con centenares de libros publicados, el gran periódico El
Sol, y sus escritos en forma de libros y artículos que pusieron a España a la
altura del tiempo y llegaron a formar incluso una escuela de pensamiento que todavía
sigue funcionando.
Ese patrimonio histórico fue recogido por Julián Marías en
su época de máximo esplendor, con la mejor facultad de filosofía en la Europa
de los años treinta, pronto truncada, primero por la destrucción del
pensamiento de referencia en Europa durante los últimos ciento cincuenta años:
el pensamiento en lengua alemana, dispersado por la locura totalitaria que
anegó el mundo entero durante ese periodo.
Julián Marías heredó ese momento de plenitud, que de alguna
manera se puede emparentar en España con la aparición de la filosofía en el
mundo occidental, como refleja Marías en su libro “Acerca de Ortega” p. 112:
“Con la misma autenticidad de los presocráticos: de ahí su incomparable
calidad, que ha permitido que la orografía intelectual española cuente cimas de
las más altas de nuestro tiempo”. A esa cumbre del pensamiento quiso ser fiel
durante toda su vida, pero ya en otras circunstancias, totalmente distintas y
que esterilizaron tantas vidas que se presumían fecundas.
En el libro “Introducción a la filosofía”, de 1947, libro
que recomendaba Marías para tomar posesión de la filosofía y de su pensamiento,
que se puede leer de manera gratuita en el portal de internet de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. En dicho libro hay un capítulo que se llama:
“Esquema de nuestra situación”, donde muestra la circunstancia que le tocó
vivir, con todos los conflictos mundiales de esa época: fue el tiempo de la
“Vocación para la pena de muerte y el asesinato”, el tiempo del “Vivir contra
la verdad”: “Se afirma y se quiere la falsedad a sabiendas, por serlo; se la
acepta tácticamente, aunque proceda del adversario, y se admite el diálogo con
el, nunca con la verdad. Esta es sentida por innumerables masas como la gran
enemiga, y contra ella es fácil llegar al acuerdo”.
Esa verdad que Marías defendió contra viento y marea, sin
descanso, frente a todas las dificultades y sinsabores. Primero frente a la
destrucción de su nivel de pensamiento, y después frente a los que pretendían
sustituir a esos destructores con una táctica similar, como se puede ver
claramente en su artículo de enero de 1959, en la revista Ínsula: “Consignas convergentes”. En él se dice: “Se está poniendo de moda, y por dos, o acaso
tres facciones opuestas – por lo menos en apariencia – el intento de “hacer el
vacío” en España...Se quiere hacer almoneda de la tradición próxima – que es
condición de toda otra lejana y, además, la de más valor que hemos tenido en
tres siglos -”.
La propensión a hacer el vacío, a vivir contra la verdad, a
desconocer el nivel alcanzado, llega hasta nosotros. Allí donde se
defiende cualquier parcela de verdad y
libertad, surge inmediatamente una reacción de grupos organizados, a los que
siguen dócilmente los medios de comunicación, atacando de todas las maneras
posibles ese esfuerzo por orientarse, aún el más modesto.
La presencia de la mentira en nuestro mundo es una de las
lacras con las que se tuvo que enfrentar Marías durante toda su vida, y es la
que tenemos que seguir enfrentando todavía. Como es el caso de la utilización
del término Latinoamérica, las excusas sobre el aborto o la justificación del
terrorismo como ejemplos.
El peligro que aparece es el de renunciar a la filosofía,
incluso en la Universidad, utilizando solo su nombre, sin contenido adecuado.
Puede ocurrir como pasó en el siglo XV, cuando la Universidad renunció a
incluir en sus estudios lo más creador de su tiempo. Los humanistas hicieron su
pensamiento al margen y en general toda la ciencia moderna se desarrolló fuera
de la Universidad, hasta finales del siglo XVIII, en que Kant volvió a introducir el pensamiento a la
altura del tiempo.
Fueron tres siglos en los que la ciencia y el pensamiento
moderno vivió a la intemperie y creó la gran maravilla de la física moderna,
uno de los grandes logros de la humanidad. Después de dos siglos de esplendor
universitario vinieron tres de ausencia del pensamiento a la altura del tiempo,
luego dos siglos de universidad creadora y hoy podemos vivir la tesitura de la
vuelta a la oscuridad. He ahí el peligro.
Marías contó con la inestimable ayuda de su esposa, Lolita,
discípula también de Ortega, que como ocurrió con otros destacados
intelectuales españoles de su tiempo, fue compañera necesaria para lograr un esfuerzo de creación intelectual mucho
más fecundo. La incorporación de la mujer española a la vida intelectual, sin
duda, supuso una de las grandes innovaciones de la gran explosión creadora del
siglo XX español.
Ya Ramón y Cajal reclamaba para los científicos una
compañera que fuera al mismo tiempo científica para que su labor alcanzara una
plenitud superior. Eso empezó a plasmarse en los casos de Ramón Menéndez Pidal,
casado con la primera universitaria española de su especialidad: María Goyri:
es famoso su caso, pues iba acompañada de sus profesores y permanecía en un
asiento aparte durante la clase, para retornar con el profesor al terminar
ésta. También Xavier Zubiri, con Carmen Castro, hija de Américo Castro,
Marañón, Gómez Moreno, Severo Ochoa, Juan Ramón Jiménez y otros muchos más, dieron
a la vida intelectual española un realce que en otras épocas no fue posible y
que tuvieron esposas de gran categoría intelectual. Fenómeno no muy bien estudiado y que sería necesario tratar con
un cierto rigor.
La búsqueda de la verdad llevó a Marías a completar el saber
de su tiempo con la mejor recopilación del pensamiento en su libro “Historia de
la Filosofía” y de la toma de posesión de su tradición más próxima con sus
estudios sobre Unamuno, sobre la “Escuela de Madrid” y el “Diccionario de Literatura
española”. Sus escritos se suceden en continuidad sin descanso, contra la
falsedad sobre Ortega, y preservando la continuidad del pensamiento español.
Sus libros más creadores van sucediéndose con intervalos
regulares, cada quince años, como el caso de “La estructura social” de 1955,
“Antropología metafísica” de 1970, “España inteligible” de 1985, este último
considerado por Marías como del que se sentía más orgulloso de haber escrito.
También sus artículos aparecen en cascada interminable y sus cursos son
referencia del nivel de los años que le tocó vivir.
Una de las facetas más creadoras de Marías ha sido la
reivindicación del cristianismo como referencia de su vida y de su obra, un
cristianismo claramente emparentado con el pensamiento de su maestro Ortega, en
el que la libertad y la verdad van íntimamente unidas. Eso dio lugar a un libro
magistral llamado “La perspectiva cristiana”, clave de su religiosidad y de su
actitud generosa para con todas las personas que le conocimos, que no es una generosidad
solo de dar, sino que es el saber recibir las enseñanzas de sus maestros y ser
fiel a la trayectoria de su patria.
El último curso que dirigió Julián Marías en su vida, el año
2002, titulado “Cambio de siglo”, tiene dos intervenciones del propio Marías:
la primera conferencia versó sobre “La verdad” y la última sobre “La libertad”, en ellas muestra lo que podría ser su
testamento intelectual. Su lema fundamental coincide con las palabras del
Evangelio: “La verdad os hará libres”. Esas conferencias se pueden leer en la
Revista Cuenta y Razón, que publicó un número especial sobre dicho Curso y
también en mi página de internet. Conferencias que se encuentran grabadas en
video analógico a la espera que se pasen a video digital para ser accesibles
por internet.
Ese testamento intelectual reflejado en sus dos conferencias
anteriormente citadas es el mejor ejemplo de lo que es la vida intelectual a la
altura del tiempo. Es una oportunidad la que se nos presenta de conocer ese
testamento al alcance de todos. Me decía uno de mis interlocutores de mi página
de internet, que esos artículos son los únicos que se llevaría a una isla
desierta si tuviera obligación de ello. En dichos escritos hay varias claves
del pensamiento y la vida de Marías y son un resumen de su actitud ante la
vida. Así dice Marías: “Creo que uno de los problemas del mundo actual es el
uso- el abuso - de la mentira”. “En el
mundo actual existen dos cosas que antes no existían: la organización y la publicidad”.
“Casi todas las cosas que pasan hoy en el mundo están muy organizadas,
responden a propósitos deliberados en que intervienen muchas personas que tiene
técnicas certeras”.
Añade Marías: “Verdad y libertad son totalmente
inseparables, no podemos renunciar a ninguna de ellas, las dos son dimensiones
constitutivas, absolutamente necesarias la una respecto de la otra. Si miramos
cómo está el mundo, veremos que evidentemente hay falta de libertad, pero si
miramos un poco más a fondo, encontraremos que por debajo de las apariencias
hay una gran falta de verdad y un predominio constante de la mentira".
"Ante lo que se dice en los periódicos, en los libros, en la
televisión, en la radio, etc., ¿cómo reaccionamos?, ¿vemos que algo es falso?,
sobre todo, no que es falso simplemente, no que sea error, ¿vemos que es mentira?, o vemos que es verdad, que el que
lo dice lo piensa, lo está viendo, nos lo comunica, podemos participar de ello.
Ésta es la cuestión decisiva, nuestra
libertad depende literal y esencialmente de eso. Sin verdad no hay libertad, y
sin libertad el hombre no es hombre, no puede vivir su vida humana”. Muchas
gracias.
Miraba de Don Julián la diferencia entre Realidad y Verdad.Gracias por encontrarlo. Me ha sorprendido que no fuera de José Luís Sanchéz que presentó mi libro "Doña Juana de Castilla" La Reina maltratada. Y antes casi leí sus dos libros sobre Don Julián aquien desde los 14 años que por circunstancias estudié autodidacta con las asisgnaturas que deaseaba y en Filosoffía tenía dos libros, uno de Julián Marías Historia de la Filosofía, por lo cual aunque no me hice filósofa siempre leía filosofia gracias a Don Julián de lo sencillo que era todo a estudiar e incluso en los momentos difíciles me hacía Kantina porque me resultaba fácil graciaa a don Julian; supongo que algo tuvo que ver que me dedicara siendo Psicologá Clínica a tener una academía para Bachilleres y siempre, aunque no fuera filosofía sino para saber sobre un texto y su criterio cogía un artículo de Don Julián, sí, me fascina y ya mayor me inspiraba tanta ternura como al Historiador Suarez Fernández. En mi tesis de ambos tube el privileguio de confirmaciones y aunque no fuera en general sí fuera un placer en comentarios de textos. Mi pena que siempre quise escribir como él de claarito pero me salen con muchas subordinadas... y mi placer es escribir luego no creo que pueda cambiar, claro en poesía sí creo serlo. Me llamaban mis compañeros Heráclita la obscura, no lo conseguí pero sigo admirando y leyendo a Don Julián. Un saludo Maruxa Oñate Español Dra. en Psicología Clínica Nº de Colegiada M-2017
ResponderEliminarCon su permiso pongo su blog entre mis favoritos y mañana comenzaré a introducirme. Ya en el comentario anterior pongo lo mucho que me gusta Don Julian y lo mucho más que entre mis alumnos Bachilleres les daba sus artículos para cualquier comentario de texto. Un saludo Maruxa Oñate Español
ResponderEliminarMuchas gracias por interesarse por esta bitácora sobre Julián Marías. Estuve con mi esposa en el momento de presentación de su libro sobre Juana de Castilla, presentado por José Luis Sánchez en la Fundación Universitaria Española y guardo un recuerdo muy grato de ese acontecimiento.
EliminarSaludos cordiales
Francisco Salgado
Muchísimas gracias por su respuesta y muchísimas gracias por haber estado en la presentación del libro sobre Doña Juana de Castilla. Y muchísimas gracias porque quien escribe sobre don Julian siempre tiene un huequito en mi corazón. En breve me pongo en contacto con nuestro mútuo amigo José Luís Sanchez porque tengo intención de llevar un deseo a cabo sobre La Compasión y desearía fuera entre los dos, José Luís Sanchez y quien siempre recordará a Julián Marías y relee el libro de "La Ilusión" para que no la perdamos nunca. Para mí ilusión y utopía van de la mano. Por eso me ha hecho mucha ilusión encontrar a dos personas que hablen de don Julián, usted y José Luís Sanchez, porque creo que no se ha hablado lo suficiente de él. Un saludo, Maruxa
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