D. Ramón Menéndez Pidal |
Cuatro
generaciones; la primera, la Romántica, Valera, Alarcón, Pereda... la segunda
con Galdós, Pardo Bazán, Clarín, Palacio Valdés, Menéndez Pelayo... la tercera,
la del 98 y la cuarta la de Ortega, Marañón, Pérez de Ayala, Ramón Gómez de la Serna, etc. A eso hay que añadir la de la generación del 27 y con posterioridad
la generación de los nacidos en torno a 1914, como Julián Marías y la mayor
parte de los discípulos de Ortega en la llamada Escuela de Madrid.
El nuevo
Siglo de Oro de la cultura española contrasta con aspectos negativos de su
historia que tienen como grado inferior de su trayectoria la Guerra Civil
española, centro de su siglo y distorsionador del sentido propio de una
historia llena de esplendores, no reconocidos nada más que por un número
reducido de personas, lo que dificulta su continuidad y el enriquecimiento
necesario para que una nación alcance su plenitud.
Uno de los
aspectos más negativos del siglo XX es la aparición de los nacionalismos de
carácter regional que obligó a replantearse el problema de España a muchas
personas y perturbó las relaciones políticas durante mucho tiempo y lo sigue
haciendo hoy en día con consecuencias imprevisibles.
El
movimiento catalanista es el que empezó a manifestarse de manera clara en 1892,
cristalizado en las “ Bases de Manresa” y en la publicación de una obra del
obispo Torras y Bages, titulada “ La tradició catalana”. Luego secundado por
los hermanos Arana en el País Vasco, después de estudiar en Barcelona.
La
Restauración monárquica de 1876, propició una época de estabilidad a la vida española en el final
de un siglo XIX lleno de convulsiones, pero que fue poco a poco deteriorándose: “
La constitución de 1876 llevó consigo, por la debilidad de la vida rural
provinciana, la aparición de grupos que controlaban las elecciones, o sea el
caciquismo, que se hizo cada vez más fuerte y debilitó progresivamente el Estado
con sus exigencias y terminó con el sistema”, dijo Ortega en 1928,
Diversos
grupos sociales y políticos fueron distanciándose del Régimen, como el caso de
grandes sectores de la Iglesia Católica, descontentos con el liberalismo y la
tolerancia de la Monarquía ( Ver artículos de Enrique González Fernández en la
Revista Cuenta y Razón- www.cuentayrazon.org : nº 128 "Nacionalismo y cristianismo" y nº 136 "Nacionalismo y clericalismo"). También los diversos grupos sindicalistas, los nacionalismos regionales y el
partido socialista.
Caballero de El Greco |
Muy pronto
los abanderados de la cultura española intervinieron en defensa de la verdad
histórica. Menéndez Pidal escribió un artículo en 1902, en “ El Imparcial”,
titulado “ Cataluña bilingüe”, que suscitó una larga polémica en la prensa
catalana.
En
1909 la derrota militar en el norte de
África, en el Barranco del Lobo y la Semana Trágica de Barcelona trajeron aires
sombríos a la vida española.
En 1910 la
voz de Menéndez Pelayo retumba en “Dos palabras sobre el centenario de
Balmes”: “ Hoy presenciamos el lento
suicidio de un pueblo que, engañado mil veces por gárrulos sofistas,
empobrecido, mermado y desolado, emplea en destrozarse las pocas fuerzas que le
quedan, y, corriendo tras los trampantojos de una falsa y postiza cultura, en
vez de cultivar su propio espíritu hace espantosa liquidación de su pasado,
escarnece a cada momento las sombras de sus progenitores, huye de todo contacto
con su pensamiento, reniega cuanto en la Historia nos hizo grandes, arroja a
los cuatro vientos su cultura artística y contempla con ojos estúpidos la
destrucción de la única España que el mundo conoce, de la única cuyos recuerdos
tienen virtud bastante para retardar nuestra agonía”.
El año 1912
es el del asesinato de Canalejas, hombre de gran futuro político y una esperaza
más frustrada por el terrorismo.
En 1914 se
produjo la destitución de Unamuno de su cátedra, por el ministro Bergamín, lo
que llevo a éste a hacerse republicano y anti Alfonso XIII, sus artículos
contra el Régimen son de gran virulencia desde entonces.
La guerra
de 1914 supuso un cambio de gran calado en la vida española, que introdujo, por
las diversas propagandas de ambos contendientes, un elemento de partidismo que
añadió leña al fuego de las diversas crisis políticas que se arrastraban con
anterioridad. Se produjo, no obstante, un incremento de la riqueza que
estabilizó la economía, aunque de manera momentánea.
En 1916
Menéndez Pidal ingresa en la Real academia de la Historia, en su discurso sobre
la “ Crónica General de España” dice: “ Castilla creó la nación por mantener su
pensamiento ensanchado hacia la España toda; jamás ningún egoísmo regionalista
puede nacer en ella, ni tampoco por ella debe ser acatado”.
En 1917 las
Juntas de Defensa y la crisis ministerial hizo que Ortega publicara en “El
Imparcial” el día 11 de junio el artículo “Bajo el arco en ruina”. En el que solicitaba una reforma constitucional
para resolver los problemas políticos que se iban enconando: “ Un Estado es una
articulación de prestigios personales y corporativos que, apoyándose unos en
otros y nutriéndose recíprocamente, ejercen el poder, imponen conexión a los
grupos internos. Desde 1898 la historia de nuestro país es la de una
liquidación de prestigios... La España del siglo XX es una España
invertebrada”. Este artículo supuso una crisis del periódico que llevó a Ortega
a fundar “El Sol” mejor periódico
español del siglo XX y referencia de los mejores de su tiempo, dónde escribía
lo más granado de la cultura española, al decir de Marañón en sus
“Ensayos liberales”: “Ahora nos damos
cuenta de que los españoles que hemos dejado de ser jóvenes habíamos vivido una
de las eras más singulares, más plenas, más saturadas de interés que haya gozado
jamás pueblo alguno sobre la tierra”.
El 9 de diciembre escribe Ortega
“¿Cuándo aprenderán nuestros ministros que los hombres de la calle no hemos
venido al mundo para que se nos gobierne con facilidad, sino al contrario, los
gobiernos existen para que los hombres de la calle puedan vivir cada día con
mayor plenitud y menos vetos?”.O X p. 374. Hoy se podría decir lo mismo.
En el año
1919 Ortega escribe un artículo en “El Sol”, titulado “Tartufo y compañía” en
el que afirma: “ Vemos desesperanzados que media España se apresta a venir a
las manos a la otra media”. OX p.535.
El año 1921
es el desastre de Annual y del asesinato de Dato. Ortega que ya mostró su
preocupación política en muchos artículos, en su conferencia “Vieja y nueva
política” y en la fundación de la “Liga de Educación Política”, escribe un
libro fundamental: “La España invertebrada”, preocupado por el auge del
regionalismo en la España de su tiempo. Define al provinciano como “El que cree
que su provincia es el mundo y su pueblo una galaxia”, esa mentalidad lleva al
nacionalismo.
Ortega parte en “La España invertebrada” de la idea de incorporación de Mommsen, en su “Historia de Roma”, por entender que el proceso de nacionalización de España se hizo mediante “Articulación de colectividades en una unidad superior” y no mediante una “Dilatación de un núcleo inicial”. “El poder creador de las naciones es ingenio como el de la poesía, la música. Roma y Castilla, mal dotadas intelectualmente, forjaron las dos amplias estructuras nacionales”. O III p. 55-56.
En 1923 la
crisis política se acentúa con el asesinato del Cardenal Soldevilla en Zaragoza
y la del líder sindicalista Salvador Seguí. La dictadura militar de Primo de
Rivera intenta acabar con todo esto.
Los
primeros años de la Dictadura fueron eficaces, pero la ausencia de elecciones hicieron al Régimen cada vez más ilegítimo.
Ortega publica en esos años unos artículos donde busca la regionalización de
España: “No por razones históricas, de pretérito sentimental, sino, al revés,
por conveniencia de futuro” O XI p. 87, pues “No hay otra manera de educar y
hostigar la conciencia política que haciéndola responsable de sus actos. La
región permite esto, al hacer de un pueblo que abandone la actitud de
espectador” O XI p. 90.
Otros aparecerán en forma de libro, sorteando la censura. Será “La
redención de las provincias” Para Ortega el hombre es un ser social y
antisocial al mismo tiempo, de ahí surge su sociología y su explicación del
Estado, el derecho, etc. Aboga por un
Estado como piel y no como aparato ortopédico.
Posteriormente
en la discusión del Estatuto de Cataluña en la República, añadió: “La ley
regional conviene a las regiones menos preparadas para hacer capaces a los
incapaces y todavía no se ha encontrado mejor manera de enseñar a nadar que
arrojar al aprendiz al agua” O XI p. 375.
La
Dictadura terminó y las reformas seguían sin aparecer. Ortega escribió entonces
el artículo: “El error Berenguer” en el periódico “El Sol”, 15 de noviembre de
1930, que termina con la conocida expresión “Delenda est Monarchia”. Posiblemente
la razón por la que el periódico tuvo que cambiar su línea editorial y Ortega
buscar otra prensa dónde escribir. Además de fundar la “Agrupación al Servicio
de la República” con Gregorio Marañón y Ramón Pérez de Ayala.
Una vez
llegada la República es saludada por Ortega con entusiasmo y ante el proyecto
de nueva Constitución pide “Un Estado fuerte que sea capaz de sojuzgar a las
fuerzas poderosas que lo amenazan. Siempre con el riesgo de aplastar al
individuo, y si se da el caso entonces el Estado morirá, como ocurrió con el
Estado romano que aplastó a los individuos y entonces desnutrido de lo único
que nutre al Estado, que es la espontaneidad individual, acabó por
esqueletizarse en puro militarismo y llegó un momento en que murió,
estrangulándose a sí mismo” O XI p. 376.
El 9 de
septiembre de 1931 escribe en “Crisol” Ortega un artículo titulado “ Un
aldabonazo” en donde dice. “ Llamar revolución al cambio de Régimen acontecido
en España es la tergiversación más grave y desorientadora que puede cometerse”
y termina con las famosas palabras: “¡No es esto, no es esto!. La República es
una cosa. El “radicalismo” es otra. Sí no, al tiempo.” Como todos sabemos el
tiempo le dio la razón.
La noche
del 25 al 26 de septiembre de 1931 Ortega pronunció un discurso muy importante
en las Cortes sobre la autonomía regional desvelando claridades en una cuestión
de suma importancia en su momento y hoy en día casi más todavía.
Ortega
contrapone federalismo y autonomismo como ideas contrarias.” El autonomismo es
un principio político que supone ya un Estado sobre cuya soberanía indivisa no
se discute porque no es cuestión”. “Da por supuesto el problema de soberanía y
reclama para los poderes secundarios la descentralización mayor posible de
funciones políticas y administrativas.”. Sin embargo el federalismo es lo
contrario: “Estados independientes y soberanos cedan una porción de su
soberanía a un Estado nuevo integral, quedándose ellos con otro trozo de la
antigua soberanía que permanece limitando el nuevo Estado recién nacido”.
La soberanía unitaria significa: “La voluntad radical y sin reservas de la convivencia histórica”. El discurso de Ortega es referencia de todo el desarrollo posterior de la autonomía que es vigente en la Constitución Española actual y que convendría repasar a los despistados en cuestiones constitucionales para aclarar dudas e interpretaciones malintencionadas.
Otra
advertencia de Ortega aparece en el periódico “Luz”, el 15 de enero de 1932,
ante los peligros que se ciernen sobre la República, en el artículo: “Platónica
advertencia sobre la respetabilidad del Estado”, advertencia que retomó Julián
Marías en los primeros escritos sobre el cambio político español que se
avecinaba en 1975 y que publicó en el libro “La España Real”. En este artículo se
dice: “ Un Estado es, ante todo, un poder público respetable, y porque
respetable, respetado(...)¿ Y en qué consiste ese respeto del gobernante al
Estado? En la cosa más sencilla del mundo: en que maneje al Estado como lo que
es, como un poder “publico”, no como un poder particular. Desde el Estado no se
puede favorecer ni agredir metódicamente a ningún grupo de los que integran la
comunidad. En la medida que haga esto el gobernante denigra al Estado y lo
irrespetabiliza(...)Pero si es el Estado quien practica agresión sobre un grupo
social, deja “ipso facto” de ser Estado y se convierte en su contrario:
Revolución o Contrarrevolución y golpe de Estado. El golpe de Estado es, golpe
al Estado, su desnucamiento.”
Marías
apostilla en su artículo recordatorio que la medida del grado de legitimidad de
un Estado es su nivel de agresión a los diversos grupos sociales.
La cuestión
regional en España se trató de manera parcial en la República y no de manera
general como en la Constitución de 1978, con evidente influencia de Ortega en
casi todos sus aspectos, en gran parte debido a la presencia de Julián Marías
en la vida política española, tanto en su condición de Senador por designación
Real como en su papel como escritor de gran influencia social.
Para Ortega
“La idea de Nación expresa el deber de quebrar todo interés particular en
beneficio del destino común de los españoles. Hay que imponer el derecho
superior de esa comunidad de destino sobre todo lo que es, clase, clientela o
grupo” O XI p. 426. “Si Cataluña
expresase sus aspiraciones en términos de autonomía nos tendrá enérgicamente a
su lado, pero no admitiremos equívoco alguno que oculte pujos de soberanía
particular” O XI p. 429.
Ramón
Menéndez Pidal intervino también en esa época
y el 26 de julio de 1931 escribe en “El Sol” un artículo que titulaba
“Federarnos es algo parecido a divorciarnos” “Galicia, Vasconia, Cataluña se
puede decir que no vivieron un momento solas en la historia, perennemente
unidas a un imperio toledano o leonés, a un imperio castellano, o a un reino
aragonés(...) Las generaciones regionales(...)propenden a organizarse pensando
en el idioma como arma y no como instrumento”.
Cuando los
diputados Xirau y Alomar presentaron en las Cortes un voto particular para que
en el comienzo de la Constitución no se usara la frase “nación española”, don
Ramón se sintió en la necesidad de defender su permanencia en varios artículos
de “El Sol”.
La crisis
del año 1934, con la Revolución de Asturias y la proclamación de la República
Catalana marcó la cuesta abajo del Régimen republicano hasta su desaparición en
1936. La Guerra Civil supuso un desastre para la vida española y la Dictadura
posterior no hizo posible la vida política hasta su disolución en 1975. Sin
embargo y a pesar de los exilios y las represiones la cultura española mantuvo
su continuidad. Tanto en España como en el exilio se siguieron produciendo
numerosas obras que engrandecen el recuerdo de tantos sacrificios y tantos
sueños truncados.
Los autores
de fuera de España escriben sin parar y se producen obras como el “Diccionario
de Filosofía” de Ferrater Mora único en su género en el mundo y perfecto
resumen de la Filosofía de la “Escuela de Madrid” esparcida por el exterior e
interior de España. La obra de Américo Castro, Madariaga, Sánchez Albornoz,
José Gaos y tantos otros que unidos a lo que se produjo en España, como la obra
de Laín y su Diccionario de Historia de la Medicina, también único en el mundo,
Julián Marías y tantos otros, nuevos autores como la continuación de las obras de
los anteriores: Marañón, M. Pidal, Baroja, Azorín y los más jóvenes: Cela,
Delibes, Martín Gaite, Rosales, etc.
La obra de
Ortega se intentó suprimir en el interior de España, poniéndola en el Índice de
libros prohibidos, pero Marías luchó para evitarlo escribiendo varios
artículos, recogidos posteriormente en el libro “Ortega y tres antípodas”, con
posterioridad fue atacado por el otro bando, y fue contestado por Marías en el
artículo de la revista Ínsula de 1959 “Consignas convergentes”.
Julián Marías
escribió un artículo llamado “La vegetación del páramo” donde muestra la gran
producción española desde después de 1939 a 1955, año de la muerte de Ortega,
autor que también hay que tener en cuenta en esos años. En él rechaza la visión
de España de esos años como páramo cultural que la propaganda continúa
afirmando en contra de la verdad.
La
aparición de la libertad hizo posible la vida política, que volvió a plantear
el problema nacional y la regionalización de España. En este caso se siguieron
las directrices de Ortega de autonomía regional para todas las regiones españolas. Volvió otra vez el intento de
ocultar la expresión “Nación española” en el borrador de La Constitución. Lo
que llevó a Julián Marías a intervenir decididamente en la prensa y en su
puesto de Senador por designación Real.
La
permanente preocupación por los problemas de España llevó a Julián Marías a
escribir multitud de artículos en esos años de transición política, recogidos
en varios libros, recopilados finalmente baja el epígrafe de “La España real”, dónde repasa las vicisitudes
de esos años y las soluciones mejores a los problemas políticos de cada día.
Para Marías
“Los visigodos sirvieron de modelo a la Reconquista. “La España perdida” que
sirve de acicate y referente para la lucha contra el Islam”.
Vista de La Habana |
“Los
nacionalismos, dedicados a crear Historia-ficción se empeñan en descalificar
porciones de la Historia de España, que al implicar a muchas personas lleva a
una obstrucción del porvenir, asociados a gobiernos que lo permiten”.“Es
necesario la posesión de España y su Historia para acabar con eso y así
proyectar mejor el futuro.”
En el libro
“Ortega. Las trayectorias”(1983), Julián Marías dice: “Se intenta poner en cuestión
la soberanía nacional, supuesto de las autonomías, con la lamentable
consecuencia de que el torso de España se irrite contra las regiones
insolidarias y, de paso, contra el Régimen que ha abierto el camino al espíritu
de escisión” O Tr. p. 353.
En un
artículo del 19 de junio de 1987 titulado “Totalitarismo ¨legal´” Marías
rechaza la posibilidad de partición de España, aún en el caso de un referéndum
nacional pues “Un país no es propiedad de los presentes, pertenece a todas las
generaciones que lo han constituido y todavía más a los venideros”.
Marías siguió escribiendo hasta el año 2003.
Sus artículos fueron recogidos en varios libros: “El curso del tiempo”(1998)
“Tratado sobre la convivencia” (2000) y el último “La fuerza de la razón”(2005)
En todos ellos muestra una preocupación por los problemas actuales con una
claridad y rigor difícil de encontrar hoy en día, por no decir imposible.
Innumerables
son los cursos que realizó. Desde el año 1981 en que se creo una cátedra para
él en la Universidad a Distancia dictó cursos en el Instituto de España hasta
el año 2000, cursos seguidos por innumerables personas que recordamos con
añoranza, que dieron lugar a algunos libros suyos de gran importancia
como”España inteligible”(1985) “ La felicidad humana”(1987) “ La educación
sentimental” (1989) “Cervantes clave española”(1990)” La moral y las formas de
vida” (1996) Otros cursos fuero los del Colegio libre de Eméritos, desde 1987 a
2002, como el que dio lugar al libro “La perspectiva cristiana”(1999)
Presidió la
Fundación de Estudios Sociológicos (FUNDES) para estudiar los problemas
contemporáneos de España, con muchos cursos dirigidos por Julián Marías, dónde
intervinieron lo más granado de la Cultura española de esos años y que pueden
seguirse, algunos de ellos, en la Revista “Cuenta y Razón”, también fundada por
Marías. Y es posible consultar en
Internet: www.cuentayrazon.org
Cultura
española, de cuyo Siglo de Oro todavía
seguimos viviendo y que se puede repetir; como dijo Marañón: “ Sólo hace falta
patriotismo y buena voluntad”.
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