En el enlace anterior se puede acceder a sus conferencias.
Como primicia voy a poner la transcripción de la conferencia del título del encabecimiento de este apartado. Espero que sea de su agrado y el libro pueda tener el éxito que merece.
La
figura de la Monarquía
Por los azares de la historia, España va a comenzar el siglo XXI con una monarquía, que ha regido casi la historia entera de España desde la monarquía
visigoda, que fue la primera versión de una unidad española, muy grande como
unidad política, solo comparable al imperio bizantino, a diferencia de la
fragmentación de Europa después de la caída del Imperio Romano.
Después de la invasión musulmana en el siglo
VIII fueron varias monarquías crecientes, empezando por la muy pequeña
asturiana, dilatada después con una serie de incorporaciones, en oriente y en
occidente de España, hasta la recuperación de España en su conjunto, la famosa
“España perdida”, en tiempos de los Reyes Católicos, y desde entonces ha habido
una Monarquía española. No solamente reyes de España, de una parte de ella, sino de la
totalidad, y esto no ha tenido más interrupción que una brevísima - el once de
febrero de 1873 en que se proclamó la República -, que duró once meses. Fue muy
complicada, con cuatro presidentes del poder ejecutivo, no llegó a haber
presidente elegido de la República.
Después hubo un periodo más largo, pero pequeño comparado con la
historia de España, desde 1931 hasta 1975 en que se recuperó la Monarquía del
rey Juan Carlos I. Es decir que salvo un periodo brevísimo de once meses y otro
mucho más largo, pero repito, pequeño en comparación con la totalidad de la
historia de España, ha sido España una Monarquía.
Ha habido sin embargo desde el siglo XIX movimientos republicanos.
Reflejo, en gran medida, de la Revolución Francesa, que empezó 1789 como reforma
de la monarquía y finalmente significó el derrumbamiento de la Monarquía
francesa y la proclamación de la República. Esta República no duró mucho y fue
sustituida por el Directorio, luego por el Imperio militar de Napoleón.
Volvió a haber monarquía en Francia a la derrota de Napoleón en
Waterloo. Se hizo una restauración, dentro de ella luego una revolución que
puso a la rama más joven de la casa de Borbón, la casa de Orleáns, hasta 1848. Después hubo una brevísima república
que terminó con un golpe de Estado de su presidente, que se convirtió en
Emperador, el Segundo Imperio de Napoleón III, hasta 1870, en que la derrota
francesa en la guerra Franco-Prusiana tuvo como consecuencia en Francia la
caída del Imperio y la proclamación de la III República y la unión al Imperio
Alemán, bajo el dominio de Prusia, de los territorios franceses de la Alsacia y
la Lorena.
En España ha habido ciertos influjos de la
Revolución Francesa, pero especialmente con motivo de la primera revolución del
1848 y después de la de 1870 la influencia francesa se incrementa. Por la
proximidad geográfica, hay desde el siglo XVIII una cierta imitación de
Francia.
Por otra parte ha circulado mucho la idea de que la república es la
forma “lógica” de gobierno. Es una idea curiosa que tiene mucha fuerza en
ciertos grupos de opinión y, en cierto modo, es así. Parece que los habitantes del
pueblo elijan a los gobernantes y a los máximos gobernantes, parece que tiene
sentido y alguna razón. El problema está en lo siguiente: los presidentes de
las repúblicas que en principio son elegidos por el pueblo, realmente son elegidos
por los partidos políticos.
La democracia existe con una estructura de partidos políticos que son
los que articulan la opinión pública y son los que ejercen el poder, por eso el
presidente de la república es elegido por los votos de todos, pero suele ser el
representante de un partido, como en el caso del presidente de los Estados
Unidos que suele ser o “demócrata” o “republicano”. Luego pueden ser
presidentes excelentes pero han sido elegidos como miembros de un partido. Esto
ocurre en todas partes. Ese carácter “lógico” de la república es cierto pero
con la certeza de la razón abstracta.
Pero hay otra razón, que ha sido elaborada y nombrada en España por
Ortega y que se llama “razón vital” o “razón histórica”, que es distinta de la
razón abstracta. La Monarquía tiene un carácter distinto, conozco muchos países
de América, que tienen muchos problemas, que miran con envidia España porque
tiene un Monarquía, pero no se puede realizar en América.
La monarquía nace históricamente en un proceso muy largo que hace que
quede arraigada y tenga continuidad, aunque ha habido monarquías electivas como
la visigoda en España o la monarquía de Polonia, tenían sus inconvenientes. El
mecanismo hereditario garantiza la continuidad y pone a la monarquía fuera de
los problemas estrictamente políticos. En los tiempos anteriores la monarquía
era absoluta, que no quería decir “arbitraria”, cuando lo era, cuando era
“arbitraria”, se desvirtuaba.
La monarquía en España era absoluta en los siglos XVI, XVII y XVIII. No
era en modo alguno arbitraria, era algo que se regía por normas. Jovellanos en
plena invasión francesa hablaba de España: “lucha por su constitución”, que no
era una constitución escrita, la primera fue la de las Cortes de Cádiz. La
constitución, que señalaba Jovellanos, era la estructura que determinaba la
organización de la actividad social de España y había unos Consejos que el rey
tenía que tener en cuenta, normalmente el rey hacía lo que los Consejos
decidían.
Era monarquía absoluta en el sentido de que no había un poder superior
al rey y a última hora era la última instancia de decisión. Hay un fenómeno
sumamente curioso y es que cuando Godoy, en tiempos de Carlos IV, en los
últimos años del siglo XVIII y hasta los primeros años del siglo XIX, hasta la
invasión francesa, que es cuando gobierna Godoy, ejerce un poder personal. La
debilidad de Carlos IV le permite gobernar. Se han escrito libros como uno
famoso alemán de Madol llamándole el primer dictador de nuestro tiempo. Tampoco era eso, pero en definitiva tenía un carácter de usurpar la figura del
rey. Es curioso que cuando se produce, el 9 de marzo de 1808, el motín de
Aranjuez, cae Godoy. Sus adversarios llaman a su régimen: “la arbitrariedad” o
“el poder arbitrario”; es decir Godoy hacía lo que quería, hacía su voluntad,
esto no lo había hecho la Monarquía absoluta. En otros países, más o menos; en
España nunca.
La Monarquía significa que haya una magistratura independiente de los
partidos, distinta de las diferencias políticas que representa al país en su
conjunto. Es fundamental ese carácter. En la medida en que no lo es, es una
desviación de la monarquía o una corrupción de ella. Que es lo que ocurrió
cuando en 1814 vuelve Fernando VII a gobernar España. No acepta la Constitución que han preparado para gobernar España las
Cortes de Cádiz, encarcela a la mayor parte de los diputados que la llevaron a
efecto y restablece el absolutismo, pero no el absolutismo legítimo del siglo
XVIII, sino un absolutismo que se impone a la época, al espíritu de la época y
a la voluntad de los constituyentes, y es una opresión. Entonces el rey toma
partido por unos o por otros, participa en cierto modo en las luchas políticas
y es una gravísima corrupción de la monarquía que se produce desde 1814 y que
no había existido antes. Es decir el rey tiene que ser rey de todo el país y
estar por encima de las disensiones, de las luchas políticas, del partidismo,
etc. Lo cual tiene un cierto precio. El precio es el de las monarquías constitucionales:
la reducción de sus poderes.
El rey tiene pocos poderes, pero tiene continuidad. Un presidente de la
República tiene un periodo limitado, normalmente es un periodo entre cuatro y
ocho años, en muchos países no se puede hacer una reelección continuada, porque
en caso contrario acaba en una dictadura. En cambio el rey tiene un mandato
vitalicio y asegura la continuidad hereditaria. La continuidad tiene un valor,
tiene una fuerza, sus potestades son menores, no son muy grandes. En una monarquía
actual el presidente del gobierno tiene más poder que el rey, que puede mandar
muy pocas cosas, pero tiene continuidad, tiene autoridad, tiene prestigio, eso
que se llama "poder espiritual", que puede ser muy grande. Es un
poder político reducido, un poder espiritual muy grande, uno de cuyos
elementos, insisto, es la continuidad.
En el caso de España la monarquía ha sido
restablecida en el año 1975. ¿Porque? Porque había una larguísima tradición,
porque España había sido casi toda su historia una monarquía. Por eso no se
pudo inventar, no hubiera tenido sentido. Los países que eran monarquías antes
de la guerra mundial, unos después de la primera y otros después de la segunda,
han continuado con sus monarquías, unos no y han establecido repúblicas, y
otros sí. Habría que investigar el destino que han tenido esos países según su
forma de gobierno. Por ejemplo parece evidente que Bélgica sigue existiendo
como país porque es una monarquía, porque la diferencia entre sus habitantes es
grande entre valones y flamencos. No es probable que existiera la unión belga
si no hubiera una monarquía, porque existe la corona, porque existe el rey.
En España se pudo reinstaurar la monarquía
porque había existido siempre, con una interrupción desde el año 1931, pero con
las medidas de la historia muy poco tiempo. Además existía la continuidad
dinástica, con Don Juan, heredero efectivo de Alfonso XIII, el cual tenía a su
vez un hijo.
Creo que el establecimiento de la monarquía en
España era algo capital y sin ningún espíritu monárquico, que no era necesario
tener y que muchos españoles no tienen, pero parecía evidente que España había
sufrido algo gravísimo, que fue una discordia, discordia que no es meramente
lucha. La discordia es algo muy grave, consiste en que una parte del país no
quiere convivir con otra parte del país, esto es lo que es gravísimo. En España
no se había producido nunca esta situación. Cuando se habla de las "dos
Españas", esto es falso, nunca ha habido dos Españas, ha habido "una
España", con variedades, con diferencias, con oposiciones, con tensiones.
Justamente se puede hablar algo de "dos Españas" en el reinado de
Fernando VII. Las consecuencias fueron las dos "Guerras Carlistas",
que no habían tenido nada comparable en toda la historia de España.
La Guerra Civil de 1936 fue una profunda
discordia, España quedó dividida mucho más que en la Guerras Carlistas. Había
dos zonas intransitables, que no representaban la voluntad de los españoles de
cada zona. Cada uno estaba en la zona que la guerra lo sorprendió. Había gentes
que se sentían oprimidos en la zona que le tocó, pero se había producido una
profunda discordia, que afectó a la totalidad de la población, cosa que no
ocurrió en la Guerras Carlistas.
Después de la Guerra Civil surgió un régimen
que representaba a uno de los dos bandos de ella, que hizo una distinción entre
los españoles de manera tajante y mantuvo, aunque de manera atenuada, una
huella profunda de discordia. ¿Como se podía superar esto? Pensé hace muchos
años que la única manera de hacerlo era mediante la monarquía.
Imaginen que después de la muerte de Franco se
hubiera instaurado una república. Hubiera habido un presidente que hubiera
representado a un partido, a una fracción de la opinión. Hubiera sido uno de
los herederos de uno de los beligerantes, fuera cual fuera su buena voluntad,
hubiera supuesto el triunfo de uno de los dos beligerantes de la Guerra Civil,
es decir no se hubiera podido superar la discordia. No hubiera sido posible la
reconciliación, la superación plena de aquella situación. Solamente la presencia de un rey que no fuera
representante de uno de los bandos de la Guerra Civil" podía superarla, y
podía ser un rey de todos los españoles y partir de una situación nueva, de una
situación que dejara atrás las huellas de la Guerra Civil y la discordia.
La monarquía se estableció hace más de veinte
años, hace más de cuarenta que veía esto claro. Esto ha ocurrido y ha
demostrado ser eficaz, aunque sería ingenuo decir que se han borrado todas las
huellas de la discordia pasada. Esto sería falso. Pero la discordia sí, esto ha
sido superado.
De vez en cuando hay personas que quieren
resucitarla, que quieren volver a ella, borrar la realidad. Me angustia pensar
que después de tantos años de mentiras se vuelvan a otras mentiras.
Si al cabo de sesenta años no se puede decir
la verdad...Me parece necesario, absolutamente necesario decir la verdad para
curar las heridas, hasta las cicatrices. Pero esto en conjunto se ha producido
y llevamos más de veinte años de estabilidad en que funcionan los resortes de
la democracia, con sus alternativas y sus dificultades, sus problemas. Hoy
sería inconcebible que hubiera un enfrentamiento , una discordia entre
españoles. Este es el horizonte en que podemos considerar el próximo siglo. No
hay ningún motivo para que esto continúe y continúe perfeccionándose.
¿Cual sería la manera para que esto fuera así?
He pensado mucho en ello para que la monarquía actual adquiera una mayor
plenitud. Recuerden ustedes que en los años inmediatos al reestablecimiento de
la monarquía en España, en los años que se han llamado de la
"transición" se discutía como debía ser el rey de España. Había una
discusión - que me parecía entre grotesca e indignante- sobre si debía ser un rey
"escandinavo" o un rey "árabe", me parecía tan
estúpido...Recuerdo que escribí un artículo diciendo que ni escandinavo ni
árabe, el rey tiene que ser un rey español de finales del siglo XX. Lo que hace
falta es cierta originalidad. Hay que inventar una forma de rey que sea español
de finales del siglo XX, ¿por qué va a ser escandinavo o árabe?.
Esta pretensión mía de originalidad irritó a
algunas personas, incluso a algunas muy estimables, parece que eso de ser
original es un poco irritante. La originalidad evidentemente irrita a muchas
personas, lo hemos padecido, si ustedes piensan en la Constitución, el la que
participé mínimamente en su génesis, mucho más como escritor que como senador,
eso no cabe la menor duda. Irritaba la pretensión de originalidad y es curioso
como en la Constitución se nota eso, la Constitución es poco original, lo
señalé y lo dije.
Ha habido una tendencia a imitar, a imitar
otras constituciones ¿Son tan buenas, son tan perfectas? En todo caso la
nuestra iba a ser posterior. Además era de España. España es un país que tiene diferencias
respecto de los demás. Además era un momento de la historia de España que no
coincidía con el momento en que fueron hechas las constituciones de otros
países. Me parecía importante que fuera original, pensarla en vista de las
circunstancias. Hacer una Constitución que se adaptara a la
realidad española. Escribí muchos artículos con el título "La España
real", quería ver como era España, auscultar España, expresión que empleé
entonces.
Es curioso que esta serie de artículos sobre
los problemas españoles concretos, empecé a escribirlos en 1974, y hubo una
larga serie que tenía un pretítulo que era "Hacia 1976". No soy
profeta, ni hijo de profeta, no sabía lo que iba a pasar, pero por razones
históricas, por razones generacionales estaba convencido que el año 1976 iba a
ser decisivo y que se iban a producir cambios sustanciales en España, y por eso
mis artículos se titulaban "Hacia 1976".
Me dediqué a estudiar los problemas, lo que se
había ido conquistando de libertad, que era bastante, no política todavía, pero
sí social y personal. Cuáles eran los problemas más acuciantes de esos años. El
principal problema con que se iba a encontrar España era el problema regional,
siento no haberme equivocado, pero así ha sido.
Entonces había que pensar sobre qué figura
habría que tener la monarquía, qué podía ser, qué debía ser. Mi idea era la
siguiente: el rey no debe tener mucho poder, en todo caso no poder político.
Empleaba una fórmula: cuando se habla del Rey, es como Jefe del Estado, sin
duda que lo es, pero es algo más importante: Cabeza de la Nación.
El Rey no pertenece primariamente al Estado,
es decir a la esfera de la organización política. Es "Cabeza de la
Nación", pertenece más a la sociedad, por eso es esencial que tenga una
cierta ejemplaridad, por eso es fundamental que tenga prestigio, que tenga
autoridad, más que poder. El poder puede estar limitado. Tiene que tener
autoridad, tiene que tener prestigio, es decir poder espiritual. Tiene que
aprovechar la continuidad. Quiero decir tienen que estar en sus manos aquellas
cosas que requieren continuidad. Pensaba por ejemplo esto: los aspectos de la
cultura deben estar confiados a la dirección, por lo menos superior del rey. No
deben cambiar.
Las instituciones culturales no deben estar expuestas a un cambio de partido. Hay elecciones, cada cuatro años se producen, dan un resultado que puede ser distinto, se puede cambiar un equipo de gobierno, se puede cambiar una orientación política, esto es perfectamente legítimo y necesario. Hay ciertas cosas que pertenecen a la cultura total de un país, esas no tienen por qué cambiar, pueden cambiar porque lo exigen las condiciones, porque se mejoren las cosas, no por cambio político. El cambio político no debe afectar a la vida y a la continuidad de la cultura y de sus instituciones. Esto se puede poner en manos del rey.
Las instituciones culturales no deben estar expuestas a un cambio de partido. Hay elecciones, cada cuatro años se producen, dan un resultado que puede ser distinto, se puede cambiar un equipo de gobierno, se puede cambiar una orientación política, esto es perfectamente legítimo y necesario. Hay ciertas cosas que pertenecen a la cultura total de un país, esas no tienen por qué cambiar, pueden cambiar porque lo exigen las condiciones, porque se mejoren las cosas, no por cambio político. El cambio político no debe afectar a la vida y a la continuidad de la cultura y de sus instituciones. Esto se puede poner en manos del rey.
En la Constitución le pertenece al rey - eso
está puesto en la Constitución - la alta dirección de las Reales Academias. Algo
es algo, pero por qué solo las Reales Academias. Es evidente que el conjunto de
la cultura española debería estar a última hora bajo la inspiración, bajo la
dirección del rey, y por debajo los cambios que las cosas requieran.
Hay otro problema como representante y símbolo
de la nación ¿Solo de la nación? Pero es que España no está sola. Hablamos el
otro día de esto. España es el mundo hispánico, España no termina en España,
porque no termina en nuestra lengua, porque no termina en nuestra cultura,
porque nuestra historia ha sido compartida con todos los países americanos. Es
decir España no puede ser nunca España sola.
Son países independientes, ¡claro está! Ningún español puede mandar sobre ellos, pero el rey puede ser representativo,
por ser el continuador de los que han sido reyes de todo ese continente. Por
consiguiente el rey de España puede tener la representación, no el mando, no
ningún tipo de poder, pero sí la representatividad del mundo hispánico como
tal, cosa que acepta el hispanoamericano precisamente porque no tiene ningún
tipo de poder. No hay recelos porque no pertenece a un partido. Esa función de
representatividad del mundo hispánico me parece legítima, importantísima,
necesaria, y que solamente el rey puede representar. Ahí tienen ustedes otra
función capital, no solo una representación honorífica o simbólica de ser España
en cuanto tal. Es algo más. Eso sería importante y creo que tendría un interés
extraordinario, además de hecho así funciona.
Ya les dije aquí que he coincidido con los
reyes en tres países hispanoamericanos, en el Perú, en la Argentina y en Puerto
Rico y la impresión de los tres países, unanimemente, no era decir que venía un
jefe de estado extranjero, ni siquiera el Rey de España, sino que "llega
el Rey", y la Reina naturalmente. Es decir eran los herederos y
representantes de los reyes antiguos de aquellos países. Eso solo lo pueden
hacer los reyes de España. Eso existe en cierta medida con la reina de
Inglaterra y la Commonwelth, aunque hay ciertos movimientos que quieren
desprenderse de esa relación, temo que no saldrían ganado mucho, que no sería
un gran negocio pues esa relación les da coherencia, les da fuerza, incluso más
prestigio. En esto no entro ni salgo.
Pero respecto del mundo hispánico si me parece
que debe tenerse en cuenta pues sería muy beneficiosa, no solo para España,
sino para la totalidad del mundo hispánico que se sentiría personalmente
representado, institucionalmente representado por una corona que no tendría
ningún poder sobre los países del otro continente.
Como saben ustedes en la discusión de la
Constitución hubo esfuerzos enérgicos, el partido socialista propuso el
establecimiento de la República, con un presidente elegido por seis años,
precisando hasta el último detalle el procedimiento de la elección. Luego no
pusieron gran empeño en defenderlo, me parece que lo debían haber defendido. La
cosa era tan seria y tan importante que el luego no insistir en ello me pareció
poco leal. Lo hicieron a cambio de que el rey tuviera las menos funciones
posibles, y esto tampoco me parece bien. Es decir si la monarquía es
conveniente, es importante, no se trata de que haya un mínimo de Monarquía,
sino un máximo de calidad y de eficacia. El poder de la monarquía puede ser muy
reducido, pero ese poder se puede poder ejercer perfectamente, ese poder que
está establecido.
Había gente que era hostil a la Monarquía y
había gente que estaba entregada o con cierta pasividad. No se insistió mucho
en precisar las funciones del Rey, que no están precisadas. Ustedes saben que
se dice en la Constitución que el Rey regula y modera, y una serie de fórmulas
un poco vagas, y hay que preguntarse ¿y como lo hace?.
La constitución está llena de principios
relativamente vagos que se desarrollan en lo que se llama "Leyes
Orgánicas", que dicen como se establece lo que la Constitución dice de un
modo general, sobre cuestiones de trabajo, de educación... Creo que hace falta
una Ley Orgánica de la Monarquía que explique como el rey regula y modera eso
que la Constitución encarga regular y moderar. Llevamos más de veinte años y no
se ha hecho. ¿Por qué no se ha hecho? Se debería hacer según la Constitución
dice, pero eso hay que articularlo, hay que realizarlo en forma de Ley Orgánica
como todo lo demás. Hay todo un montón de Leyes Orgánicas que se han ido
haciendo, aunque algunas están pendientes como en el caso de una Ley de Huelga
que es tan urgente.
La huelga es una invención del siglo XIX. La
huelga era un conflicto entre un patrón y unos obreros, había un forcejeo,
dejaban el trabajo, haber quien resistía más. Había pérdidas para unos y para
otros, y esto al final se decidía. ¿Qué tiene que ver una huelga actual con lo
anterior. No hay un patrono, los obreros son grandes organizaciones sindicales.
¿Afectan al patrono?, no, a veces incluso le conviene, afectan a millares,
millones de personas que no pueden circular por las carreteras, que no pueden
tomar el autobús, que no pueden ir en el Metro, que no pueden volar o
aterrizar, que no pueden comprar lo que necesitan, que no pueden intervenir en
el conflicto, que no tienen la menor idea de qué pasa y quien tiene razón y que
tampoco pueden actuar en ello, ni corregirlo. A veces esto afecta a varios
países. Una huelga de estibadores origina una crisis económica en medio mundo.
Habría que determinar el derecho de huelga con los deberes correspondientes,
los límites y las condiciones. Por lo visto nadie se atreve a hacer una Ley de
Huelga que es urgente. Es un ejemplo para orientación de lo que quiero decir.
Por la misma razón creo que haría falta una
Ley Orgánica de la Corona que determinara con precisión que es lo que el Rey
debe hacer y no debe hacer. Cuando el Rey tuvo una intervención, por supuesto
constitucional como Jefe Supremo de la Fuerzas Armadas, en el famoso 23F, en el
año 1981, fue aplaudido por todo el mundo, por todo el mundo que no quiere que
haga nada.
Recuerdo que dije en un artículo que la gente
quiere que el Rey sea "Bombero Mayor del Reino", no parece justo, por
qué se le va a pedir que sea "Bombero Mayor del Reino", pero en
cambio se le deben reconocer sus facultades y sus derechos, y si nos alegramos
que tuviera aquella intervención. Tendría que estar regulada, debería haber un
"modus operandi" que determine como puede y debe hacer eso que hizo
aquel día: cumplir la Constitución y haciéndola cumplir.
¿Cómo vamos a enfrentarnos con el siglo que
está tan próximo? Es necesario garantizar la continuidad con una
intensificación, una depuración de la institución monárquica y habría que
asegurar la plenitud del ejercicio de sus funciones, que son suyas. No debe
extralimitarse, no debe salirse de ellas, no deben invadirle sus propias
funciones. No debe haber un poder, legislativo, ejecutivo o judicial o lo que
sea que intervenga y que invada las funciones propias del Rey. La cuestión es
que las cosas estén claras, precisas y que funcionen con normalidad, que se sepa
cómo debe funcionar. Esto me parece urgente.
No creo en el dicho de cuanto menos Monarquía
mejor, no, es cuanto mejor Monarquía mejor, lo cual no quiere decir más, sino
mejor calidad, más escrupulosa atención a sus funciones, quiere decir mayor
prestigio, mayor apoyo, mayor eficacia.
En muchas partes, lo he percibido en mis
viajes por diferentes lugares hay una cierta envidia de la situación española
actual, de los últimos años. Es evidente que ha habido un ejemplo de un cambio
muy grande, un cambio enorme, del Estado y de la sociedad producido sin
violencia, producido sin alteraciones, es decir sin vidrios rotos. Incluso con
un temple social, recuerdo los primeros años en que hubo cosas nada agradables,
por ejemplo huelgas perturbadoras que la gente soportó con bastante calma y
serenidad. Yo decía: "los españoles no quieren enfadarse", y era
verdad, y sigue siendo verdad, todavía no quieren enfadarse, pero hay que
procurar que no se enfaden. que no tengan motivo de enfadarse. Esto me parece capital,
es decir esta concordia restablecida en España hay que conservarla como lo más
precioso que tenemos. El que España sea España en concordia, que los españoles
convivan absolutamente, con todas sus diferencias, con divergencias, con
intereses que pueden estar contrapuestos, pero en cuanto a la convivencia que a
nadie se le ocurra excluir a nadie. Esto en una proporción muy alta es
consecuencia de la Monarquía y se mantendrá en la medida que el Rey ejerza esa
autoridad, esa ejemplaridad de la que les hablaba.
Hace bastantes años, encontré, tengo unos
cuantos manuscritos muy curiosos del siglo XVIII. Tengo un manuscrito
maravilloso que edité y luego fue el núcleo de un libro que publiqué: "La
España posible en tiempo de Carlos III", era un escrito de 1773, admirable
por cierto que comentaba Cadalso, no sabía de quien era, no estaba firmado, lo
era con un seudónimo: "Pedro Fernández". Se ha averiguado por fin su
autor que era Antonio de Capmany, un escritor de Barcelona sumamente
interesante. En este escrito había cosas muy valiosas, sumamente interesantes,
de un patriotismo español vivísimo y de un patriotismo de la época, un
patriotismo del siglo XVIII y de un patriotismo europeo. En ese manuscrito
estaba esta frase admirable: "Europa es una escuela general de civilización",
no está mal la frase, pues bien, tenía otro manuscrito anónimo sobre el
"Motín de Esquilache", que se produjo en Madrid cuando se dio la
orden de cortar las largas capas que llevaban los madrileños y apuntar con unas
puntadas los sombreros "Chambergos" que ocultaban la cara y que la
gente cometía delitos con su uso. Pensaban las autoridades que esto era poco
europeo y poco moderno. En los portales había dos guardias con un sastre y
cuando un madrileño llevaba la capa y el sombrero muy grandes, le cortaban la
capa y le apuntaban el sombrero y lo dejaban ir, o dejaban ir hasta que se
amotinaron entonces hubo un lío y algunos muertos, un tumulto terrible, fue el
famoso "Motín de Esquilache".
Lo curioso del caso es que clamaban contra el
gobierno, dando vivas al Rey, clamaban contra el ministro Esquilache y el
gobierno en general pero daban vivas al rey y la cosa se apaciguó cuando Carlos
III apareció en el balcón de Palacio y recibió una comisión. En el manuscrito
lo cuenta con pelos y señales, y lo publiqué. Pero lo interesante era eso, la
diferencia entre el Jefe del Estado y la Cabeza de la Nación, apelaban del
Estado a la sociedad, del gobierno del ministro Esquilache al Rey, y daban
vivas al Rey frente al gobierno. Esto me pareció en un documento tan vivo la
diferencia de como la función de la Corona, además de ser Jefe del Estado, no
es la más importante, la más importante es la de ser Cabeza de la Nación,
pertenece a la sociedad, no al Estado, no a la política, no al gobierno. Y esta
es la función capital, la función principal. Creo que sería menester darse
cuente de eso y robustecer la Monarquía. Por eso el Rey no necesita más poder,
hace falta que funcione como Cabeza de la Nación, que tenga ejemplaridad, que
sea apoyado, que sea respetado, que tenga prestigio, en suma que tenga poder
espiritual, que es el más importante y el fundamento de todos los demás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario