miércoles, 16 de agosto de 2023

Revista Escorial


A partir de 1940 se publicó una revista dedicada a recuperar la convivencia intelectual perdida en España tras la Guerra Civil. Dirigida por Dionisio Ridruejo y Pedro Laín. En el siguiente enlace se puede acceder a su contenido, aunque todavía no está completada, pues se editó hasta 1950:

                                         Escorial


En las "Memorias" de Julián Marías: "Una vida presente" (Tomo I. pp. 306-307. ed. 1988) se da una explicación sobre el contenido de dicha revista:

"...Como la realidad es más compleja que los esquemas, algunas de estas personas significaban dentro de España una voluntad de reconciliación y convivencia, y una estimación por los verdaderos valores intelectuales, literarios o artísticos... Pero cierto número de falangistas eran más abiertos y generosos que otros grupos de orientación clerical, insensibles a los méritos, cerradamente intransigentes.

Por ejemplo, la revista Escorial, fundada en 1940. Su director era Dionisio Ridruejo; el subdirector era Pedro Laín Entralgo; tenían estrecha relación con ella Pedro Mourlane Michelena, Luis Rosales, Luis Felipe Vivanco, Gonzalo Torrente Ballester y otros. La mayoría, procedentes de los servicios de Propaganda de Burgos, durante la guerra. A Ridruejo no lo conocía más que de nombre; era un joven falangista exaltado, apasionado, poeta; menudo, no muy fuerte, había aparecido su fotografía, al lado del general Yagüe, en la toma de Barcelona. Lo conocí hacia 1950, y desde entonces fuimos muy amigos; él había recorrido un largo y penoso camino desde sus orígenes.

A Laín lo había conocido de modo curioso. A la vuelta de Zubiri a España, antes de que tuvieran piso, estaban Carmen y él en el Hotel de Roma, que existía en la Gran Vía. Estaba yo con ellos, Carmen en la cama, con una ligera indisposición. Le avisaron a Zubiri que Pedro Laín Entralgo tenía mucho interés en conocerlo. Preguntó quién era, y le dijeron que un Consejero Nacional de Falange. Con poca gana, salió de la habitación y me pidió que me quedara dándole compañía a Carmen. Cuando volvió dijo que era muy simpático y le había hecho buena impresión.

Meses después, Laín deseó conocerme, y me citó en su despacho del ministerio del Interior, en la calle de Amador de los Ríos. Me senté frente a él, del otro lado de la mesa, y lo miré. Nunca me he fiado más que de la cara de las personas; y cuando alguna vez no he hecho caso de lo que veía, he tenido que lamentarlo. Tuve la certeza de que en Laín podía confiar. Veníamos de campos opuestos, yo había salido de la cárcel, no mucho tiempo antes; pero le hablé con franqueza y sinceridad. Nunca me he arrepentido. Conocía aproximadamente mi situación. Me expresó su deseo de que colaborase en Escorial; no por ahora un ensayo, precisó; sería peligroso; pero sí una nota sobre algún libro. Le prometí hacerlo, y elegí el libro de los hermanos Carreras Artau sobre la filosofía española medieval. Así empezó nuestra amistad. Más adelante escribí un ensayo, “El problema de Dios en la filosofía de nuestro tiempo”; cuando se publicó, produjo tal conmoción en las “altas esferas”, que casi le costó la vida a la revista..."


En la muerte de Dionisio Ridruejo, Julián Marías escribió dos artículos en el periódico "La Vanguardia" de Barcelona. En el primero de ellos muestra más detalles de la publicación de dicha revista y señala la decisiva influencia de este autor en la conservación de la memoria de Antonio Machado, con un prólogo a sus obras, que se puede leer en el primer número de  la revista "Escorial". 

Añado seguidamente unos párrafos del artículo de Julián Marías sobre Dionisio Ridruejo, el 16 de julio de 1975:


 RIDRUEJO, EN SU GENERACIÓN (1) ERAN JÓVENES



...Allí estaba entonces Dionisio Ridruejo, cuya existencia ni siquiera conocía. Lo primero que supe de él, algo más de dos años después, cuando los vencedores de la guerra civil entraron en Madrid, fue que, mediante un prólogo que a muchos pareció desleal, quiso salvar para los españoles la obra de Antonio Machado. ¿Se imagina lo que hubiera sido para dos generaciones de hombres y mujeres de España no haber leído a Machado o haberlo leído, los privilegiados, furtiva y clandestinamente? La segunda noticia que me llego de Ridruejo fue que, de la mano de Pedro Laín Entralgo, tendía las de ambos a los escritores españoles sin depurarlos, sin pedirles que dejaran de ser ellos mismos. Esto ocurrió en 1940 y se llamó «Escorial». Apenas es necesario decir que tal empresa duró muy poco...

...Dionisio Ridruejo era un espíritu libre, y creo que lo fue hasta cuando, fascinado, desorientado por espejismos, apostó contra la libertad. ¿No es prueba de ello su fidelidad nunca sofocada a Antonio Machado, su afán de rescatarlo, sin tener si quiera escrúpulos? Machado escribía, mes tres mes, en "Hora de España", donde mi firma juvenil convivió a veces con la suya ilustre y venerada, y Dionisio estaba allá, al otro lado, junto al Tormes, combatiéndolo. Pero su primer acto de vencedor fue un acto de amor ilícito; yo diría el rapto de la poesía de Machado. Y fue también un acto de generosidad, porque, una vez salvada para los españoles, la liberó hasta de su prologo, como quien afloja un abrazo logrado sin consentimiento. Creo que desde esta doble perspectiva del amor y la generosidad hay que entender a Dionisio, hombre de pasión y sin odio, amigo de dar, gastar, perder, recibir, derramarse. Alegre de ver a los demás ser como eran....



No hay comentarios:

Publicar un comentario