miércoles, 23 de septiembre de 2020

Creación: creador y criatura

Se está celebrando un Congreso sobre "La Creación" en la Universidad Católica de Valencia, que se puede atender en el siguiente enlace: 

Congreso

La última jornada trata sobre: 

El Tiempo de la Creación en la filosofía de Julián Marías:                                          Creación y persona.


Como introducción al tema voy a mostrar el texto de la conferencia que impartió el propio Julián Marías en el año 1999, sobre "Creación: creador y criatura", dentro del curso: "Filosofía a la altura del tiempo", cuyo programa muestro seguidamente:












                                           Creación: Creador y criatura 

Buenas tardes, hoy vamos a hablar de un concepto que tiene mucha importancia, ciertas dificultades y quizá una especie de tendencia al abandono. Es el concepto de creación. El concepto de creación, como saben ustedes, naturalmente, data del Antiguo Testamento, del comienzo del Génesis: En el principio creó Dios el cielo y la tierra. Es un concepto originariamente religioso, es el capital en la tradición judía y, naturalmente, en la cristiana. Pero la cosa ha tenido una importancia filosófica muy importante, muy considerable, que es de la que vamos a hablar. Y significa un cambio capital respecto de la visión griega, es un concepto ajeno al pensamiento griego, no se encuentra en el pensamiento griego. Es curioso ver como cuando los griegos entran en contacto, entran en relación con el judaísmo, con el cristianismo, por ejemplo en el caso de Filón, en el caso de Amonisacas o Plotino, quien directamente participa de la herencia judeo cristiana, hay un cierto cambio en los conceptos griegos no para adoptar la idea de creación, pero en definitiva, para responder, en cierto modo, a lo que tiene de innovación. Ustedes saben que los griegos han descubierto la idea del ser, por lo pronto el ente, es decir, el on, el primer descubrimiento de esto está en Parménides que emplea la forma eón, es el participio de presente del verbo ser, del verbo éinain, luego se dirá on, la forma tradicional ya por parte de Parménides es on, pero originariamente se dice eón. Yo creo que esta es una idea introducida por mí hace mucho tiempo al estudiar la obra de Parménides, que en definitiva, el sentido primario que tiene el concepto de on, de ente, es consistencia. Nosotros empleamos la palabra consistencia en el sentido de decir tal cosa consiste en, es decir, las consistencias es aquello en que las cosas consisten, diríamos que esto consiste en vidrio o que el agua consiste en un compuesto de oxígeno y de hidrógeno. Pero, en definitiva, el descubrimiento radical de Parménides es que las cosas consisten, no consisten en tal y cual cosa, sino consisten, es decir, tienen consistencia, este es el gran descubrimiento.

Comprenderán ustedes que es más importante, que es más radical el que la consistencia sean tales cuales, consisten, y esto es lo que llamará on Parménides, pero las cosas pueden ser o no ser, el no ser, diríamos, amenaza al ser, se cierne sobre lo que es, las cosas pueden ser o no ser, pero, claro, el no ser griego quiere decir no ser eso, no ser esa consistencia y naturalmente la respuesta a ese problema, que es un problema radical en el pensamiento griego, es que las cosas son y no son y , por tanto, no son plenamente, no son de verdad, ¿por qué? , ah porque cambian, varían, si una cosa es fría y después es caliente, y es caliente y se enfría, o está viva y luego muere, o crece o mengua, esto es lo que se llama cambio, variación, en griego se emplea la palabra kinesis, movimiento, la palabra básica, el sentido primario es el movimiento, las cosas cambian, se mueven, están sometidas a la variación, que amenaza las cosas, y este va a ser el problema general del pensamiento griego, efectivamente, los presocráticos y luego llegará formas más maduras en Platón y en Aristóteles. Ahora bien dentro del judaísmo, el judaísmo no forma intelectual, filosófica sino religiosamente y en el cristianismo, por supuesto, lo que amenaza al ser no es el cambio, no es el movimiento sino la nada, es que justamente, la idea es que Dios creó el cielo y la tierra, es decir que la realidad parte de la divina, es una realidad creada, y por tanto lo que la amenaza, lo que podría sobrevenirle sería la no realidad, no el no ser, el no ser tal cosa o cual otra, no el cambio sino, justamente, la nada. El concepto de nada es un concepto sumamente interesante, muy complejo, yo creo que, en definitiva, es la conceptuación de la tiniebla, la tiniebla es precisamente, el símbolo diríamos sensible de la nada y probablemente hay una…¿(sufición)?…en la génesis de este extrañísimo concepto de la nada. Naturalmente creación quiere decir producción, pero producción hecha por un creador, por un creador que no es que haga, ustedes piensen, por ejemplo, todas las cosmogonías, las cosmogonías intentan explicar cómo se ha hecho el mundo, y, por ejemplo, es evidente que hay un concepto de un demiurgo, el demiurgo, que es el que hace el mundo, lo confecciona, lo ordena partiendo de algo que está ahí, de una realidad, de una materia prima, dirá Aristóteles en su momento. Pero el concepto de creación es otra cosa, creación quiere decir que el creador pone en la existencia realidades distintas de él y que no hay una materia prima o una realidad ya existente que se confecciona que se fabrica, ni es producción de la misma realidad, no es el ser de Dios el que se expande, o se comunica y esto es precisamente, el rodeo, diríamos, que el pensamiento griego da para pensar algo que sea un poco equivalente de la idea de creación. Por ejemplo Plotino el concepto de emanación, es decir el uno , que es como llamaríamos a Dios en definitiva(no es exactamente lo mismo) el uno hace que por emanación de su realidad se produzcan las cosas, en diferentes grados, hay muchos símbolos en el elemento de Plotino por ejemplo la luz, un foco de luz que se va poco a poco debilitando hasta que finalmente se extingue la obscuridad, deja de verlos, la materia sería el último grado, el grado inferior de la emanación. Plotino nunca dejó que le hicieran un retrato, porque pensaba que la realidad corpórea ya era un reflejo, una imagen, por tanto hacer una imagen de una imagen le parecía inaceptable, nunca consintió en que lo retrataran. Como ven ustedes, por tanto hay una especie como de compromiso ante la idea de la fabricación, de la producción que pensaría el griego, evidentemente las cosmogonías son como se ha hecho el mundo, como se ha confeccionado y la idea cristiana, judeo cristiana de creación, que no es emanación, que es justamente el creador pone en la existencia realidades distintas de él, esto es lo que se explicará en textos del antiguo testamento pero bastante posteriores, como creación de la nada. De la nada quiere decir no de Dios mismo, no de una materia existente anteriormente, es decir, Dios pone en la existencia realidades, que son creadas, que son evidentemente criaturas, distintas de Dios, naturalmente procedentes de él, pero distintas en su realidad, puestas en la existencia por un acto libre, un acto creador libre. En el cristianismo sobre todo, en el judaísmo está ya la cosa larvada por supuesto, pero en el cristianismo la cosa queda mucho más clara, es un acto creador de amor efusivo, es decir, Dios pone en las existencia realidades distintas de él, que van a ser amadas para ser amadas precisamente, Dios consiste primariamente en amor, esto aparece con mucho menos relieve en el Antiguo Testamento pero plenamente, totalmente, en el Nuevo y por tanto la creación es un acto de amor efusivo, es decir, dar la existencia, poner en la existencia realidades, que no son Dios, que son distintas de Él, que no están hechas de Él mismo, y que están destinadas a ser amadas. Dios las crea por amor y para amarlas. Este sería, diríamos el esquema general de la idea de creación. Entonces, la concepción cristiana, para atenernos a la forma más plena del cristianismo, que, en definitiva, el origen de esto es judío, por supuesto, sería precisamente que toda realidad no divina, toda realidad que no es Dios, pero toda realidad no solamente terrena, Dios creó el cielo y la tierra, es decir, si suponemos otro tipo de realidad, las realidades angélicas, son también personales, son creadas, es decir Dios crea todo lo que no es Él. Bueno, recuerden ustedes como en el credo, se dice de la segunda persona de Cristo engendrado, no creado, precisamente esa matización del símbolo es, precisamente, para marcar que justamente es la misma realidad del Padre, es decir, Dios mismo, no una criatura. Ha habido herejías que han creído que Cristo era creado, era hijo adoptivo de Dios, en esto han habido múltiples herejías con diferentes formas, con matices distintos. Pero el problema es el siguiente, Dios pone a las realidades creadas en la existencia por amor efusivo, pero son distintas de Él, que es en lo que se traduce también en la idea de que Dios es transcendente, es decir, que Dios está más allá de toda realidad creada, no es parte de Dios, ni es simplemente una mera consecuencia, o una, diríamos, expansión o dilatación de Dios, no, es una entidad nueva, distinta, distinta de Dios, pero, naturalmente, puesta en la existencia por Él por un acto de amor efusivo. Esto es capital, y me parece importante tener esas nociones claras. Nos surge una cosa curiosa, después de haber entendido el mundo, precisamente como creado. A veces dicen la creación, se predican diferentes posibilidades de la creación, que la creación tiene tales o cuales caracteres, se ha recaído hace algún tiempo ya, y acentuadamente en nuestra época, se ha recaído en una idea, que es una cosmogonía. Ustedes saben que ahora, es evidente que con un origen, sobre todo los físicos o los astrónomos en algunos casos se habla del origen del mundo, ustedes saben porque hay múltiples teorías: el bing bang, por ejemplo, una especie de explosión originaria o una implosión, para todos los gustos, se pueden tener muchas posibilidades. Supongan ustedes que hay una partícula, que podría ser mínima y hay como una especie de inmensa explosión, que sería el bing bang y se forma, empieza a crearse el universo, es posible, es muy posible, yo no entro ni salgo, ni soy físico, ni soy astrónomo, ni sé cómo se ha producido, pero podría ser, pero lo que pasa es que, precisamente, hay gentes que creen que eso tiene que ver con la creación, que eso es una especie de negación de la creación del mundo, ha podido formarse así o de otro modo, allá los que entienden o crean entender el asunto, que lo expliquen, pero eso ni roza siquiera la cuestión de la creación. Ustedes comprenderán que la posición creacionista, Dios crea, naturalmente, Dios ha creado esa partícula pequeñísima y después se produce el bing bang, esa explosión y después se forman las galaxias y todas las constelaciones, y todo lo demás, hasta que lleguemos a nosotros. Es decir se trata de una recaída en las cosmogonías, las cosmogonías explican cómo se ha hecho el mundo, en definitiva creo que no lo sabemos, pero en definitiva se puede investigar, se puede tratar de averiguar, la física puede descubrir algunas posibilidades, descubrir la realidad, cual ha sido la génesis del mundo me parece bastante problemático, ojalá lo averigüen, pero en todo caso, eso deja intacta la cuestión de la creación. Entonces, naturalmente queda sin explicar la pregunta que hace Leibniz, y que luego la repite, de forma distinta Heidegger, nadie recuerda o quiere recordar que, entre uno y otro, la formuló también Unamuno: ¿Por qué hay algo y no más bien nada?

Esta es una gran pregunta filosófica: ¿Por qué hay algo? ¿Por qué hay una realidad?, pregunta Leibniz, creo que fue el primero, yo no estoy seguro de casi nada y sé muy poco, pero fue Leibniz y el último Heidegger y en medio Unamuno, que, también, lo dijo ¿Por qué hay algo y no más bien nada?, podría no haber nada. Resulta que hay realidad, eso a mí siempre me asombra, realmente, ¿por qué hay algo? ¿por qué hay realidad? ¿por qué hay un mundo?, dejemos a Dios, pero el mundo, entonces cabe preguntarse y ¿por qué?. Claro, la idea de creación supone que hay Dios y que Dios es una realidad suprema, eterna, que no ha empezado, que es el sustento de toda otra realidad y, por creación, existe todo lo demás que existe, lo cual, evidentemente, es una explicación satisfactoria, con un supuesto, naturalmente, que es, Dios, entendiendo precisamente a Dios como una realidad suprema, absoluta, necesaria, que no ha podido no existir y con la capacidad creadora y con la voluntad libre de crear, porque podría haber Dios, nada más, y no haber ninguna realidad fuera de Él, no haber ninguna realidad creada. Esto es una posibilidad, naturalmente. Cuando se elimina la noción de creación, se puede explicar, se puede intentar explicar y, repito, puede haber varias explicaciones plausibles, posibles pero símiles de cómo se ha formado el mundo, sí, pero queda en pie la cuestión de ¿por qué el mundo? Ese origen sea el que sea, una partícula o todo lo que se quiera, una complicación inmensa o una partícula originaria ¿por qué hay esa partícula originaria? Si decimos que la ha creado Dios esto es satisfactorio, admitiendo la existencia de Dios, naturalmente, pero, si no, pues no se explica, falta explicación. Hay un segundo paso que también parece inquietante y tampoco se suele considerar, por lo menos un poco en serio, que es lo siguiente: el hombre investiga la realidad, trata de conocer, de indagar, de investigar el mundo, trata de entenderlo, el gran supuesto es que es inteligible, que la realidad es inteligible, que se puede entender, que se puede entender cómo funcionan los organismos, cómo vivimos las personas, cómo es nuestra vida psíquica, cómo se producen los animales, los vegetales y cómo se organizan, cómo hay unos astros, que tienen ciertos movimientos, unas prelaciones de atracción entre sí y tienen unas órbitas determinadas, y hay galaxias, y todo lo que ustedes quieran, eso se supone que es inteligible y por tanto se puede investigar, y el hombre lleva esforzándose miles de años, (no muchos miles pero es una nota a pie de página), pero lleva algunos miles de años y tratando de entender, y tratando de investigar, con el supuesto de que se puede entender, de que el mundo es inteligible. Pero resultaría lo siguiente: si no pensamos en que ha sido creado, entonces no ha sido inteligido por nadie, no ha sido entendido por nadie. Es decir esta realidad que nos parece inteligible, que tiene ciertas estructuras, piensen ustedes, por ejemplo, en los vivientes de todo tipo, oh, evidentemente, nos entendemos, entendemos cómo somos, entendemos nuestra estructura, entendemos nuestras funciones vitales, y también los animales, o las plantas, etc, todo eso es inteligible, los zoólogos , botánicos lo estudian, lo investigan creen que se puede entender y lo entienden en gran medida, pero esto, si nadie lo ha entendido nunca, si nadie ha entendido nunca los movimientos de los astros, o la estructura de las galaxias, o la composición química de los cuerpos o todo lo demás ¿esto es comprensible? ¿Es inteligible una realidad que no ha sido nunca entendida por nadie? Por lo menos es inverosímil. Nosotros vemos que las cosas tienen sentido, por ejemplo, simplemente, nuestra estructura somática es bastante clara, bastante inteligible, no sé , tenemos unas manos, con unos dedos, que pueden coger las cosas, tenemos unos pies, que nos permiten andar, tenemos ojos y vemos, tenemos un aparato reproductor que permite que los hombres y mujeres vayan haciendo otros hombres y otras mujeres. Cuánto más se descubre, porque se está investigando de un modo fabuloso la estructura somática del hombre, por no buscar cosas más complicadas, ahora con el ADN y todo lo demás están descubriendo. Resulta que esto, que el hombre con gran trabajo, con muchos aparatos, mucho pensamiento, mucho esfuerzo, esto, por lo visto, no lo ha pensado nadie, no lo ha inventado nadie y no lo ha entendido, hasta hora, nadie, permítanme decir que es un poco inverosímil. Es decir, la inteligibilidad de un mundo, de un mundo nunca inteligido por nadie, cuesta trabajo de admitirlo. Lo que pasa es que el hombre puesto en un trance está dispuesto a admitir todo, por inverosímil que sea, por incomprensible que sea esto, evidentemente, evidentemente esto produce una especie de zozobra intelectual.

Yo cada vez que veo lo que dicen los investigadores precisamente en estos últimos tiempos, la cosa ha sido muy distinta por ejemplo, con Newton o con Galileo dirían que el mundo es inteligible porque ha sido entendido por un Dios creador, que lo ha creado diríamos con unos ciertos planes, unas ideas determinadas y que ha hecho las cosas para que sean tales cosas, pero la teleología está eliminada, prácticamente, no se atreve uno a usarla. Yo he pensado a veces escribir un artículo que se titulara 32 dientes, ¿por qué tenemos 32 dientes? Precisamente 32 dientes, el hombre en todas las épocas, a lo largo del tiempo, tenemos 32 dientes, a algunos se les caen, pero en principio tienen 32 dientes. Eso quiere decir que lo que se llama la naturaleza humana, biológica, vegetal, da la impresión de que tiene sentido, un sentido que se puede descubrir y están las cosas hechas para algo. Pues no, la idea dominante es que no, cuesta mucho trabajo admitirlo.

Ustedes fíjense en lo siguiente, si pensamos en la creación ya damos un paso para poder entender, ah bueno, claro, si esto ha sido creado por Alguien , que lo ha creado de una cierta manera, para ciertas funciones, para que el mundo funcione de tal manera, para que los organismos y los astros tengan un cierto comportamiento, una cierta consistencia, y aquí recuperamos la idea de consistencia, el on, aquí vuelve a aparecer en otro contexto, entonces, por lo menos, tenemos el campo abierto para indagar, porque lo que tenemos es la inteligibilidad de un mundo que no se entiende, más que muy en parte , que tiene inmensos continentes no entendidos y quizá que nunca lleguen a entender, pero, en principio, tenemos la garantía de su inteligibilidad. No me parece una consideración vana, creo que tiene bastante peso, bastante importancia, claro, la gran objeción es la siguiente: es decir, bueno, usted dice que el mundo ha sido creado, toda la realidad ha sido creada, ¿creada por quién? Y por supuesto el judaísmo, y el cristianismo dirían lo mismo, dirían por Dios, si ¿y dónde está Dios?, no aparece, no lo tengo en mano, no puedo partir de Él, ah, esta es la cuestión, y el error de una gran parte del pensamiento ha sido partir de Dios, de Dios no se puede partir, que es el gran ausente, es asconditus, está escondido, no se manifiesta, no se puede partir de Él, se lo puede buscar, quizás se puede llegar a Él por una vía o por otra, pero partir no, entonces, ¿entonces qué hacer?, yo creo que hay un paso que se puede dar, que es evidentemente interesante, no podemos partir del Creador, no, por supuesto, será la meta, será el final, sí, pero ¿no se puede encontrar la creación?¿no tenemos la evidencia del acto creador? Esta es la cuestión, y encuentro, y esta es una cosa que me ha ocupado mucho y la he tratado en otras ocasiones, pero quiero volver sobre ello, que es el nacimiento de una persona, todos los días nacen niños, no muchos ahora, en algunos países, pero nacen y entonces ¿qué ocurre con esto? Pues resulta que, hay que hacer una distinción, que no creo que se haga nunca, hay una distinción entre lo que , ese niño que nace es, y, quién es, lo que el niño es, que es un organismo biológico, un ser vivo que sale del vientre de su madre, que ha sido engendrado, que, naturalmente, procede del padre y de la madre, no solo del padre y de la madre, sino de los abuelos, y los tatarabuelos, y hasta donde se quiera llegar, y de los elementos cósmicos que le integran, porque está compuesto, es una realidad material, en la realidad del cuerpo de ese niño que nace intervienen el oxígeno, el hidrógeno, el nitrógeno y el calcio y el fósforo y el carbono y todo lo que ustedes quieran, además en combinaciones muy complejas. Eso es lo que el niño es, y por tanto es derivable, se deriva del padre y de la madre, de los antepasados, y, repito, del cosmos físico. Sí, pero, ¿quién es? Ah, esa es otra cuestión. Tenemos dos: el padre y la madre, cuando el niño nace es un tercero. Absolutamente distinto, irreductible al padre y a la madre y a todo lo demás. Absolutamente irreductible, es un tercero. Es por tanto una realidad, el quién , una realidad que no existía, absolutamente que no existía, que es irreductible a los demás. Por consiguiente nos encontramos que es irreductible incluso a Dios, al creador también , porque una vez creado, una vez puesto en la existencia, puede decirle no a Dios. Es decir, es una realidad absolutamente nueva, innecesaria, que es lo que los escolásticos llamarían contingente, podría no existir, pero cuando existe, es real, y es irreductible a toda otra realidad, incluso la divina y por consiguiente es una realidad producida, innovada, una innovación de realidad pero radical, absolutamente radical, pero esto es lo que entendemos por creación, justamente es lo que entendemos por creación. Les decía a ustedes que creación consistía en poner una realidad en la existencia, una realidad distinta del Creador, al Creador no lo encontramos, no disponemos de Él , no lo tenemos, pero a la realidad creada sí, es decir, es evidente, ante nosotros tenemos lo que llamamos creación: innovación radical de realidad. Pues bien, la persona que nace es eso, exactamente eso, precisamente eso. Con lo cual nos encontramos con que el Creador está ausente y es difícil de encontrar, es problemático y a lo mejor no lo encontramos, sí, pero el resultado de la creación sí lo tenemos, justamente, y entonces, claro, esto revierte sobre el planteamiento general de la cuestión. La aparición de una persona es enteramente inexplicable por los mecanismos de la física o de la biología. Por que ese el tercero que aparece, esa persona que dice quién, que dice yo, no es su organismo, ni sus aparatos psicofísicos ni su carácter, que se puede heredar, heredamos las cosas, a veces hasta la voz se hereda de los padres, la manera de andar, mil cosas, todo eso, que es lo que es la persona, eso se hereda , se deriva , repito de los progenitores y del mundo en general ah, pero ¿quién? No, el quién es irreductible. Cada uno de nosotros es un yo absoluto, producido en cierto momento, que ha empezado a existir tal día, innecesario, que podría no existir, por supuesto, pero una vez existente es único, no se reduce a nada. Si ustedes toman dos gemelos unibitelínos, prácticamente son indiscernibles, evidentemente lo que son es igual, sí, sí, pero cada uno es cada uno, claro, cuando uno dice yo, y tiene su propia vida y sus propios proyectos, únicos y de una imaginación que es diferente, cada uno va por su lado, no se pueden confundir en modo alguno, dos gemelos univitelinos son tan diferentes como las personas más dispares y más alejadas en el tiempo o en el espacio o en la raza o lo que sea. Es decir la irreductibilidad, la unicidad es absoluta y total. ¿Cómo se puede explicar eso?, yo creo que es evidentemente el hecho de la creación, es decir lo que es evidente no es El Creador, por supuesto no, ni siquiera diríamos el acto de creación, lo que es evidente es la criatura, justamente, el resultado, una persona que nace es una criatura, y eso es evidente, es absolutamente evidente, que habrá que explicarlo, habrá que buscarlo. De allí podemos remontarnos naturalmente a la realidad en conjunto, pero lo que no podemos hacer es saltarlo, es omitirlo, es no darnos cuenta de que el quién es absolutamente irreductible, inderivable de nada, no se puede derivar de nada, y esto naturalmente, claro, hace que la persona humana tenga un tipo de realidad única, un tipo de realidad que no se parece a ninguna otra realidad, lo cual, a pesar de que es lo que somos, es por tanto lo que vemos cuando nos miramos a nosotros mismos, el hombre parece obstinado en no enterarse, esto es algo asombroso, que resulta que esa realidad que llamamos persona es casi un enigma, es un misterio, del cual los hombres tienen muy poca idea y cuando tienen alguna la pierden rápidamente, cuando lo ven, al cabo de poco tiempo dejan de verlo, es un misterio extraordinario, es una enorme inverosimilitud. Como ven ustedes, por tanto, se está produciendo un fenómeno curioso, es una recaída en las cosmogonías, los relatos más o menos científicos de cómo se ha hecho el mundo, cómo se ha organizado el mundo, cómo se ha desarrollado, ha crecido el mundo, por lo pronto omitiendo el problema capital: y ¿ por qué existe?¿ por qué lo hay?, y en segundo lugar omitiendo que hay ciertas realidades, concretamente la persona, que es inexplicable por derivación , porque no se deriva de nada de lo que encontramos en la actividad existente justamente lo que tiene de persona, todo lo demás es derivable, insisto mucho es evidente no solamente la realidad biológica también psicofísico . Es evidente que una persona nace con ciertas dotes, es evidente que, a lo mejor, tiene buena memoria o muy mala memoria, una voluntad débil, un carácter de todos los demonios, que le viene de su abuelo, a lo mejor, todo eso es perfectamente explicable el carácter también, todo esto se deriva, esto es lo que es, pero el quién, el quién que es no se parece a nada , es totalmente irreductible, es una posición absoluta de realidad. Y es lo que somos, y por eso de ahí viene la diversidad ilimitada humana. Hay ahora parece unas cinco mil millones de personas y ha habido a lo largo de la historia muchos más , no hay dos iguales, ni los ha habido, ni los habrá , podría evidentemente llegarse a una homogenización de tal manera que hubiera gentes parecidas, hay una gran homogenización en el mundo, podría haber cruces, endogamia , lo que fuera que llegara a una semejanza incluso mayor que actualmente, entre mestizajes o lo que quieran ustedes de tal manera que las diferencias somáticas, y psicofísicas fueran menores o casi desdeñables. La posición que es cada uno, que dice yo, solo por eso tiene nombre propio, esto es absolutamente inevitable, inexplicable por derivación de otras realidades y eso es, comprenden ustedes, la diferencia entre lo que alguien es y lo que es y quién es. La lengua no confunde jamás, las lenguas no confunden nunca Qué y Quién, alguien y algo , nadie y nada. ¡Qué curiosidad!. En todas las lenguas existen palabras que distinguen entre la persona y todas las cosas, cualquier tipo de cosas, y la ciencia y la filosofía se obstinan en confundirlo y llevamos 2.500 años preguntándonos qué es el hombre, pregunta errónea pregunta que augura una respuesta errónea, porque no es qué , es quién . Pero claro no podemos decir ¿quién es el hombre? porque justamente quién apunta a esa unicidad, a esa singularidad ¿quién soy yo? Por tanto la pregunta tiene que ser también ella ya, no solamente con un quien sino una pregunta individualizada, una pregunta rigurosamente personal. Esto parece claro, parece que es evidente, y sin embargo se recae una vez, y otra, y otra y otra , en la cosmogonía, en la cosificación de la realidad, en la idea precisamente de que se considera en el hombre lo qué es nada más y no quién es . Yo he insistido a veces en un ejemplo muy trivial que es que en la lengua española hay cierto refinamiento muy curioso cada lengua tiene una manera cierta instalación, no es casual el que el español en su historia ha tratado a los hombres ajenos, a los hombres distintos, de otros países, siempre los ha tratado como personas, es curioso. En español el acusativo de personas se construye con la preposición a : yo digo he comprado un libro, he roto un vaso, cuando hablo de alguien no digo: he visto Juan, digo : he visto a Juan, con la preposición a. Y es curioso precisamente incluso hay una situación muy interesante, la relación del hombre con el animal, el animal es tratado como cosa, yo pongo el ejemplo del cazador que dice he matado 6 conejos, pero si se le escapa el tiro y le da al perro, volverá muy triste y dirá he matado a mi perro, no habrá un solo cazador de lengua española que diga: he matado mi perro, nadie lo dirá, dirá: he matado a mi perro ¿por qué? ah, porque mi perro está personalizado, tengo una relación personal, le he contagiado la vida humana, en cierta medida, es decir, hay ese finísimo matiz que distingue entre el conejo, diríamos anónimo, que no es persona, claro, que no es persona, ni poco ni mucho, y mi perro, que no es persona pero que está personalizado por la relación que tenemos, de amistad entre el amo y su perro, y, por tanto, la lengua introduce la preposición a . En otras lenguas no, esto pasa en español. En francés, en inglés, en alemán no hay preposición a, el acusativo es igual para cosas que para personas. Algunos refinamientos hemos de tener. Muchas gracias. Seguiremos…….



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