jueves, 26 de septiembre de 2013

Cataluña y el catalanismo

           Durante su larga vida, Julián Marías ha dedicado muchas páginas a tratar el problema de Cataluña. En primer lugar su base teórica se sustentó en su libro sociológico por excelencia: La estructura social. Teoría y método 1955, (accesible en el enlace).   

             Partiendo de la base teórica iniciada con el texto citado anteriormente, en los años 60, publicó un libro titulado "Consideración de Cataluña", que estudiaba los diversos aspectos de la realidad de esa región española. Libro que supuso un aldabonazo en su tiempo y  fue reconocido como ejemplar por las personas más responsables de esos años. 


Otros artículos sobre la misma cuestión fue escribiendo a lo largo se su vida:

05 05 1974 Otra vez Cataluña
16 07 1998 Lenguas de España 
14 09 2000 Trabajos de amor ¿perdidos? 




                       En la transición española se empezó a complicar la cuestión por la presión de algunos grupos que influyeron en la redacción del borrador de la nueva constitución española, al no incluir el término Nación para designar a España. Esto fue el pistoletazo de salida de los afanes secesionistas de algunas regiones españolas que no cesan en su empeño y cada vez se sienten más eufóricos, sobre todo por la inacción de los responsables de la vida pública española.                         
                       El ejemplo de Julián Marías podría inspirar a tantos paralíticos. Una síntesis de su acción se puede ver en un artículo del 19 de junio de 1987 titulado Totalitarismo "legal"; Marías rechaza en él la posibilidad de partición de España, aún en el caso de un referéndum nacional pues “Un país no es propiedad de los presentes, pertenece a todas las generaciones que lo han constituido y todavía más a los venideros”.

                      Uno de los aspectos más negativos del siglo XX es la aparición de los nacionalismos de carácter regional que obligó a replantearse el problema de España a muchas personas y perturbó las relaciones políticas durante mucho tiempo y lo sigue haciendo hoy en día con consecuencias imprevisibles.
                      El movimiento catalanista es el que empezó a manifestarse de manera clara en 1892, cristalizado en las “ Bases de Manresa” y en la publicación de una obra del obispo Torras y Bages, titulada “ La tradició catalana”. Luego secundado por los hermanos Arana en el País Vasco, después de estudiar en Barcelona.
                       La aportación de determinados grupos religiosos a la extensión del separatismo en España es mostrada por los escritos de Enrique González Fernández en la revista Cuenta y Razón:  nº 128 "Nacionalismo y cristianismo" y nº 136 "Nacionalismo y clericalismo".

                       Ya en la temprana fecha del 15 de diciembre de 1902, Menéndez Pidal tuvo que intervenir para poner freno a la acción de los catalanistas, escribiendo un artículo en El Imparcial titulado "Cataluña bilingüe",(en el enlace).


                       En 1912 Menéndez Pidal ingresa en la Real academia de la Historia, en su discurso sobre la “ La Crónica General que mandó componer Alfonso X” dice: 


                        “Castilla creó la nación por mantener su pensamiento ensanchado hacia la España toda; jamás ningún egoísmo regionalista puede nacer en ella, ni tampoco por ella debe ser acatado"


                         En 1916 Menéndez Pidal en una entrevista en la revista España el 6 de enero titulada, Hablando con Menéndez Pidal  indica los peligros de un regionalismo mal planteado:


                          "El peligro está en que siendo un defecto español la insolidaridad, nuestro regionalismo propende a desarrollar todo aquello que es diferencial negativamente, todo lo que separa y no lo que une. No es grave el ataque de las regiones contra el centralismo madrileño, tan pobre de irradiación y en tantos aspectos causante tan sólo de graves perjuicios para la vida nacional.


                           No ; lo grave es el aislamiento de unas regiones respecto de otras, el encerramiento en sí mismas, el egoísmo defensivo, la acentuación de las diferencias negativas irreductibles a un ideal común. No me asustaría el hecho de que se desarrollasen en las regiones o en algunas de ellas ideales imperialistas y expansivos que las hicieran luchar entre sí para imponerse las unas a las otras, llegando a adquirir cualquiera de ellas (siempre sería por este hecho la superior) la hegemonía de España. Pero todo demuestra desgraciadamente que no es así. 


                            Basta pensar en lo que a la lengua se refiere. Cuando posee España como elemento de unión enorme e incomparable una lengua gloriosa como expresión histórica de cultura e instrumento de expansión, lengua que aunque fuera castellana, y local por lo tanto, en sus orígenes, ha sido hecha y elevada a lo que es por obra de todos los españoles, el espíritu regional exclusivista trata de encerrarse en el cultivo de su propia lengua (cultivo en ciertos aspectos tan loable), renunciando de modo suicida a un instrumento incomparablemente más adecuado para realizar las aspiraciones de expansión de su espíritu y de sus intereses". 


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                      "Se olvida deliberadamente que un pueblo es una unión de elementos antagónicos a quienes solo puede mantener juntos una tarea común, la colaboración en un ideal. Por eso hace falta el amor, que es el inventor de ideales. La política debe ser una incesante incitación a vivir".


                  Ortega en El Sol el 17 de marzo de 1918, en el artículo "Fabricantes de rencor"


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                       En 1919 Unamuno decía en una conferencia del 4 de enero:


                 "La nación es una realidad geográfica, pero también es un concepto político, una entidad espiritual, un lazo de tradición común con una misión común también a realizar".


                 El Sol 5 de enero de 1919 "Una conferencia de Unamuno"


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                 En 1922 Ortega y Gasset publica su libro: "España invertebrada" para poner las ideas claras frente al incremento de la fuerza del regionalismo segregacionista en algunas regiones españolas.


                En el prólogo a la segunda edición (octubre de 1922) escribía Ortega y Gasset: "Se trata de definir la grave enfermedad que España padece". La enfermedad que define es, precisamente, el secesionismo, el particularismo, no solo de las regiones, sino, más aún, de los grupos sociales, separados como "compartimentos estancos".


               La unidad nacional no es coexistencia inerte, sino sistema dinámico, equilibrio activo de dos fuerzas: una dispersiva; otra, central y totalizadora; a la vez acción y reacción de una y otra. "La energía unificadora, central, de totalización, necesita para no debilitarse, de la fuerza contraria, de la dispersión, del impulso centrífugo perviviente en los grupos. Sin este estimulante, la cohesión se atrofia, la unidad nacional se disuelve, las partes se despegan". "Basta con que la fuerza central, escultora de la nación, amengüe para que se vea automaticamente reaparecer la energía secesionista"


              Ortega busca un ideal de vida en común que absorba nuevamente la energía secesionista hasta restablecer el equilibrio dinámico de los dos antagonismos.


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                                                            El 26 de julio de 1931 Don Ramón Menéndez Pidal hace unas declaraciones al periódico El Sol, donde alerta sobre el problema regional español y sus diversas tentaciones. El título del periodista es significativo: "Federarnos es algo parecido a divorciarnos":

             “Galicia, Vasconia, Cataluña se puede decir que no vivieron un momento solas en la historia, perennemente unidas a un imperio toledano o leonés, a un imperio castellano, o a un reino aragonés(...) Las generaciones regionales(...)propenden a organizarse pensando en el idioma como arma y no como instrumento”.

                                               

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               El 27 de agosto de 1931 Don Ramón Menéndez Pidal vuelve a plantear los problemas del regionalismo en España con motivo de la pretensión de eliminar la palabra nación para designar a España, que volvería a aparecer en la redacción de la constitución española de 1978. La manipulación y la falsedad se repite. "Personalidad de las regiones"


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            La noche del 25 al 26 de septiembre de 1931 Ortega pronunció un discurso muy importante en las Cortes sobre la autonomía regional desvelando claridades en una cuestión de suma importancia en su momento y hoy en día casi más todavía.
            Ortega contrapone federalismo y autonomismo como ideas contrarias.” El autonomismo es un principio político que supone ya un Estado sobre cuya soberanía indivisa no se discute porque no es cuestión”. “Da por supuesto el problema de soberanía y reclama para los poderes secundarios la descentralización mayor posible de funciones políticas y administrativas.”. Sin embargo el federalismo es lo contrario: “Estados independientes y soberanos cedan una porción de su soberanía a un Estado nuevo integral, quedándose ellos con otro trozo de la antigua soberanía que permanece limitando el nuevo Estado recién nacido”.

El 13 de mayo de 1932, Ortega y Gasset hace un discurso en el parlamento sobre el Estatuto de Cataluña en el que dice:
             "Es un problema que no se puede resolver, solo se pude conllevar... Un problema conocido y frecuente: el del nacionalismo particularista que hace desear vivir aparte de los demás pueblos... mientras estos anhelan lo contrario: fundirse en una gran unidad histórica, es un afán negativo, el afán de aislarse..Ni siquiera es una pretensión de todos los catalanes...   Si se llevara cabo su pretensión, posiblemente acabaría con el régimen. Es muy peligroso".
13 05 1932 Discurso Ortega sobre el Estatuto catalán en el periódico Luz
14 05 1932 Resumen del discurso de Ortega sobre el Estatuto de Cataluña en el periódico Luz

            En 1976, la aparición de la libertad hizo posible la vida política, que volvió a plantear el problema nacional y la regionalización de España. En este caso se siguieron las directrices de Ortega de autonomía regional para  todas las regiones españolas. Volvió otra vez el intento de ocultar la expresión “Nación española” en el borrador de La Constitución. Lo que llevó a Julián Marías a intervenir decididamente en la prensa y en su puesto de Senador por designación Real. Los artículos siguientes reflejan ese momento:


15 01 1978 La gran renuncia 
20 01 1978 ¿No es esto? 
24 01 1978 El Rey 
31 01 1978 El consenso 
02 05 1978 Una simplificación 

En el artículo del 14 09 1978 Enmiendas a la constitución explica Julián Marías las enmiendas que propuso a la Constitución española para que alcanzara una plenitud que era deseable, aunque no llegaran a buen puerto.

           Fiel receptor de las ideas de Ortega, Julián Marías continúa con su labor orientadora de la vida española, escribiendo continuamente hasta el año 2003, dos años antes de su muerte, el 15 de diciembre de 2005. Sus libros y cursos son innumerables. Destacamos su “España inteligible” (1985), estudio de la Historia de España clarificador de su sentido y guía de las víctimas de los planes de educación empobrecedores que nos afligen desde hace muchos años.

            Para Marías “Los visigodos sirvieron de modelo a la Reconquista. “La España perdida” que sirve de acicate y referente para la lucha contra el Islam”.
     “El desconocimiento de la Historia es enorme, provocado, manipulado en la enseñanza para poder manejar a las personas.”
            “Los nacionalismos, dedicados a crear Historia-ficción se empeñan en descalificar porciones de la Historia de España, que al implicar a muchas personas lleva a una obstrucción del porvenir, asociados a gobiernos que lo permiten”.“Es necesario la posesión de España y su Historia para acabar con eso y así proyectar mejor el futuro.”
            En el libro “Ortega. Las trayectorias”(1983), Julián Marías dice: “Se intenta poner en cuestión la soberanía nacional, supuesto de las autonomías, con la lamentable consecuencia de que el torso de España se irrite contra las regiones insolidarias y, de paso, contra el Régimen que ha abierto el camino al espíritu de escisión” O Tr. p. 353.
            En un artículo del 19 de junio de 1987 titulado "Totalitarismo "legal"Marías rechaza la posibilidad de partición de España, aún en el caso de un referéndum nacional pues “Un país no es propiedad de los presentes, pertenece a todas las generaciones que lo han constituido y todavía más a los venideros”.

Finalmente, en el año 1996, considerando que la deriva nacionalista no se puede sostener promueve la necesidad de una intervención del gobierno de España para evitar males mayores, en el escrito titulado:
El artículo 155.

Desde entonces las cosas no han hecho más que empeorar. Esperemos que los gobernantes tomen decisiones antes que sea demasiado tarde.


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