martes, 19 de mayo de 2020

La Defensa de la Sociedad



La revista "La Defensa de la  Sociedad" es una publicación que comienza en el año 1872, para hacer frente a los intentos de implantación de "La Internacional", surgidos a partir de 1870.
Julián Marías, atento a los acontecimientos más señalados de la historia de España, lo refleja en un capítulo de su libro más querido: "España inteligible", concretamente cuando habla de "Los límites de la Restauración". 
En el siguiente párrafo se puede leer al detalle:



 ...Hay un hecho enorme y nunca bien estudiado, y es que los movimientos obreros en Europa —no en los Estados Unidos, salvo mínimas excepciones— se aliaron desde muy pronto a posiciones políticas, no primariamente sociales y económicas, que unían las reformas sociales a la transformación de los países, la destrucción de sus estructuras y de sus sistemas de creencias, muy principalmente las religiosas. Anarquismo y marxismo son inseparables del planteamiento de la «cuestión social» en el siglo XIX. Esto introdujo un factor de lucha, no solo económica, ni siquiera de «lucha de clases», sino de concepciones globales de la vida. Esto provocó una radicalización sin la cual no se entiende la historia del último siglo. Las reivindicaciones obreras —en inmensa proporción justas y urgentes, no siempre posibles dentro de las condiciones reales de la economía— se unían a la pretensión de transformaciones cuya justificación no parecía clara, y que parecía indeseable a una gran parte de la población. Es decir, grandes porciones de la sociedad se sentían amenazadas por la envolvente ideológica de cuestiones económicas y de organización muy concretas y que se podrían tratar de manera objetiva y apacible. No hay que ocultar que de ambos lados se encuentran apetencias de poder que van mucho más allá de los problemas técnicos del trabajo, la producción, la distribución justa de la riqueza, etc. En España, el anarquismo tuvo un desarrollo mayor que en otros países de Europa, sobre todo en Andalucía (12).
 La Internacional tuvo una influencia más lenta y tardía, iniciada en 1870 (Congreso de Zaragoza). Hasta 1879 no funda Pablo Iglesias el Partido Socialista Obrero Español; en 1886, el periódico El Socialista; en 1888, la Unión General de Trabajadores, todo ello con números de participantes muy pequeños, con cuotas mínimas, que representaban un gran esfuerzo. Los obreros del Arte de Imprimir —que por su misma profesión leían— estuvieron en vanguardia de estos movimientos. Ya en 1872 hay una respuesta a las tendencias de la Internacional, de gran volumen, de pretensión doctrinal, con participación de personas de gran relieve, y que duró por lo menos hasta 1874: la revista titulada La Defensa de la Sociedad, fundada por Juan Bravo Murillo, político muy, famoso y creador del Canal de Isabel II (13). Tengo la impresión de que esta publicación es muy poco conocida (14). 
Lo más interesante es que se movilizase en fecha tan temprana una reacción a la Internacional, antes de que tuviese desarrollos apreciables en España. Es cierto que sus redactores y colaboradores siguen muy de cerca, y con extraña precisión, las informaciones sobre la Internacional en otros países, y todos los ecos en España, así como los detalles, hasta muy menudos, de los movimientos obreros, asambleas, huelgas, publicaciones, etc. Pero todo ello desde el temor y la convicción de que la Internacional es una acumulación de males. No es fácil que hubiese holgura suficiente para plantear de modo inteligente la nueva situación de la sociedad española; se trataba de «defenderla», simplemente. Claro que si se mira el otro lado, por ejemplo La España contemporánea, de Fernando Garrido, se encuentra la misma incomprensión y hostilidad, el rechazo global de la religión, la identificación de todo lo valioso con lo revolucionario, y la atribución de este carácter a todo lo que le gusta al autor.(15)



(12) Véase la estupenda estampa de Bakunin y Fermín Salvoechea en Baza de espadas, de Valle-Inclán.
(13) El subtítulo es: «Revista de intereses permanentes y fundamentales contra las doctrinas y tendencias de la Internacional.» Y añade: «Ajena por completo a todo partido político.» Y como lema: «Religión - Familia - Patria -, Trabajo y Propiedad.» Entre los colaboradores se cuentan: Alonso Martínez, Aparisi y Guijarro, Arrazola, Fermín Caballero, Cánovas del Castillo, Colmeiro, Aureliano Fernández Guerra, Joaquín Maldonado y Macanaz, Juan Mañé y Flaquer, Marqués de Molins, Segismundo Moret, Cándido Nocedal, Alejandro Pidal, Marqués de Pidal, Ríos Rosas, Eduardo Saavedra, Concepción Arenal, Conde de Toreno, Juan Valera, Campoamor, Fernán Caballero, Hartzenbusch, Tamayo y Baus.
 (14) Ni siquiera se menciona en la Historia del periodismo en España, vol. 2, «El siglo XIX», de María Cruz Seoane (Madrid 1983).
 (15) Dos grandes volúmenes, Barcelona 1865-67.  


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