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martes, 26 de diciembre de 2023

A vueltas con el mensaje navideño del Rey

 

El importante mensaje de Navidad del rey Felipe VI, puede tener un mayor sentido, aplicando las sabias palabras de los grandes pensadores españoles, como Ortega y Gasset y Julián Marías.


 En los siguientes textos muestro aquellos que más pueden iluminar ese mensaje de Navidad, a mi modesto entender:


"¡Trámites, normas, cortesía, usos intermediarios, justicia, razón!¿De qué vino inventar todo esto, crear tanta complicación? Todo ello se presume en la palabra civilización. Se trata con todo ello de hacer posible la ciudad, la comunidad, la convivencia. Todos, en efecto, suponen el deseo radical y progresivo de contar con los demás. Civilización es, antes que nada, voluntad de convivencia. Se es incivil y bárbaro en la medida en que no se cuente con los demás. La barbarie es tendencia a la disociación.  Y así todas las épocas bárbaras han sido tiempos de desparramamiento humano, pululación de mínimos grupos separados y hostiles".

"La forma que en política ha representado la más alta voluntad de convivencia es la democracia liberal. Ella lleva al extremo la resolución de contar con el prójimo y es prototipo de la "acción indirecta". El liberalismo es el principio de derecho político según el cual el poder público, no obstante ser omnipotente, se limita a sí mismo y procura, aun a su costa, dejar hueco en el Estado que él impera para que puedan vivir los que ni piensan ni sienten como él, es decir, como los más fuertes, como la mayoría. El liberalismo -conviene hoy recordar esto- es la suprema generosidad: es el derecho que la mayoría otorga a la minoría y es, por tanto, el más noble grito que ha sonado en el planeta. Proclama la decisión de convivir con el enemigo: más aún, con el enemigo débil. Era inverosímil que la especie humana hubiese llegado a una cosa tan bonita, tan paradójica, tan elegante, tan acrobática, tan antinatural. Por eso, no debe sorprender que prontamente parezca esa misma especie resuelta a abandonarla. Es un ejercicio demasiado difícil y complicado para que se consolide en la tierra.

¡Convivir con el enemigo! ¡Gobernar con la oposición! ¿No empieza a ser ya incomprensible semejante ternura? Nada acusa con mayor claridad la fisonomía del presente como el hecho de que vayan siendo tan pocos los países donde existe la oposición. En casi todos una masa homogénea pesa sobre el poder público y aplasta, aniquila todo grupo opositor. La masa -¿quién lo diría al ver su aspecto compacto y multitudinario?- no desea la convivencia con lo que no es ella. Odia a muerte lo que no es ella".

Ortega y Gasset "La rebelión de las masas" Cap. VIII