lunes, 17 de noviembre de 2014

Verdad y libertad en Julián Marías


Durante los días 12 y 14 de noviembre tuvo lugar un Congreso Internacional sobre Julián Marías, organizado por la Universidad Católica de Valencia. En dicho evento participé con la ponencia "Verdad y libertad en Julián Marías". Por si puede interesar a alguna persona, la reproduzco seguidamente. El resto del Congreso se puede seguir, como grabaciones de vídeo, en la página del enlace anterior.






                                       Verdad y libertad en Julián Marías


 Muchas gracias por la oportunidad que me brinda la Universidad Católica de Valencia para homenajear a Julián Marías en el centenario de su nacimiento, compartiendo la mesa con dos grandes amigos suyos, como es el caso de Leticia Escardó y Alejandro Abad.

Julián Marías, como todos saben, nació en 1914, año de la publicación del primer gran libro de Ortega, su maestro: “Meditaciones del Quijote”, y de su famosa conferencia “Vieja y nueva política”, que marcan una nueva época del pensamiento y la proyección de España en el mundo, continuación de unos años en los que empieza a mostrarse el nuevo siglo de oro español, que llega hasta, por lo menos la muerte de Marías. Ya nos lo recordaba en la toma de posesión del premio Príncipe de Asturias: “Se ha hablado del-medio siglo de oro-, y creo que si hacen bien las cuentas resultará un siglo entero”.

Ortega y Gasset en su libro citado comienza diciendo que es un profesor de filosofía “In partibus infidelium”, en tierra de infieles, esa tierra que pronto dejó de serlo por la labor ingente de Ortega en su cátedra, en las diversas publicaciones donde mostró lo mejor de su época en el mundo del pensamiento, con la Revista de Occidente: la mejor revista de la Europa de esos años y su editorial, con centenares de libros publicados, el gran periódico El Sol, y sus escritos en forma de libros y artículos que pusieron a España a la altura del tiempo y llegaron a formar incluso una escuela de pensamiento que todavía sigue funcionando.

Ese patrimonio histórico fue recogido por Julián Marías en su época de máximo esplendor, con la mejor facultad de filosofía en la Europa de los años treinta, pronto truncada, primero por la destrucción del pensamiento de referencia en Europa durante los últimos ciento cincuenta años: el pensamiento en lengua alemana, dispersado por la locura totalitaria que anegó el mundo entero durante ese periodo.

Julián Marías heredó ese momento de plenitud, que de alguna manera se puede emparentar en España con la aparición de la filosofía en el mundo occidental, como refleja Marías en su libro “Acerca de Ortega” p. 112: “Con la misma autenticidad de los presocráticos: de ahí su incomparable calidad, que ha permitido que la orografía intelectual española cuente cimas de las más altas de nuestro tiempo”. A esa cumbre del pensamiento quiso ser fiel durante toda su vida, pero ya en otras circunstancias, totalmente distintas y que esterilizaron tantas vidas que se presumían fecundas.

En el libro “Introducción a la filosofía”, de 1947, libro que recomendaba Marías para tomar posesión de la filosofía y de su pensamiento, que se puede leer de manera gratuita en el portal de internet de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. En dicho libro hay un capítulo que se llama: “Esquema de nuestra situación”, donde muestra la circunstancia que le tocó vivir, con todos los conflictos mundiales de esa época: fue el tiempo de la “Vocación para la pena de muerte y el asesinato”, el tiempo del “Vivir contra la verdad”: “Se afirma y se quiere la falsedad a sabiendas, por serlo; se la acepta tácticamente, aunque proceda del adversario, y se admite el diálogo con el, nunca con la verdad. Esta es sentida por innumerables masas como la gran enemiga, y contra ella es fácil llegar al acuerdo”.

Esa verdad que Marías defendió contra viento y marea, sin descanso, frente a todas las dificultades y sinsabores. Primero frente a la destrucción de su nivel de pensamiento, y después frente a los que pretendían sustituir a esos destructores con una táctica similar, como se puede ver claramente en su artículo de enero de 1959, en la revista Ínsula: “Consignas convergentes”. En él se dice: “Se está poniendo de moda, y por dos, o acaso tres facciones opuestas – por lo menos en apariencia – el intento de “hacer el vacío” en España...Se quiere hacer almoneda de la tradición próxima – que es condición de toda otra lejana y, además, la de más valor que hemos tenido en tres siglos -”.

La propensión a hacer el vacío, a vivir contra la verdad, a desconocer el nivel alcanzado, llega hasta nosotros. Allí donde se defiende  cualquier parcela de verdad y libertad, surge inmediatamente una reacción de grupos organizados, a los que siguen dócilmente los medios de comunicación, atacando de todas las maneras posibles ese esfuerzo por orientarse, aún el más modesto.
La presencia de la mentira en nuestro mundo es una de las lacras con las que se tuvo que enfrentar Marías durante toda su vida, y es la que tenemos que seguir enfrentando todavía. Como es el caso de la utilización del término Latinoamérica, las excusas sobre el aborto o la justificación del terrorismo como ejemplos.

El peligro que aparece es el de renunciar a la filosofía, incluso en la Universidad, utilizando solo su nombre, sin contenido adecuado. Puede ocurrir como pasó en el siglo XV, cuando la Universidad renunció a incluir en sus estudios lo más creador de su tiempo. Los humanistas hicieron su pensamiento al margen y en general toda la ciencia moderna se desarrolló fuera de la Universidad, hasta finales del siglo XVIII, en que Kant  volvió a introducir el pensamiento a la altura del tiempo.

Fueron tres siglos en los que la ciencia y el pensamiento moderno vivió a la intemperie y creó la gran maravilla de la física moderna, uno de los grandes logros de la humanidad. Después de dos siglos de esplendor universitario vinieron tres de ausencia del pensamiento a la altura del tiempo, luego dos siglos de universidad creadora y hoy podemos vivir la tesitura de la vuelta a la oscuridad. He ahí el peligro.

Marías contó con la inestimable ayuda de su esposa, Lolita, discípula también de Ortega, que como ocurrió con otros destacados intelectuales españoles de su tiempo, fue compañera necesaria para lograr  un esfuerzo de creación intelectual mucho más fecundo. La incorporación de la mujer española a la vida intelectual, sin duda, supuso una de las grandes innovaciones de la gran explosión creadora del siglo XX español.

Ya Ramón y Cajal reclamaba para los científicos una compañera que fuera al mismo tiempo científica para que su labor alcanzara una plenitud superior. Eso empezó a plasmarse en los casos de Ramón Menéndez Pidal, casado con la primera universitaria española de su especialidad: María Goyri: es famoso su caso, pues iba acompañada de sus profesores y permanecía en un asiento aparte durante la clase, para retornar con el profesor al terminar ésta. También Xavier Zubiri, con Carmen Castro, hija de Américo Castro, Marañón, Gómez Moreno, Severo Ochoa, Juan Ramón Jiménez y otros muchos más, dieron a la vida intelectual española un realce que en otras épocas no fue posible y que tuvieron esposas de gran categoría intelectual.  Fenómeno no muy bien estudiado y que sería necesario tratar con un cierto rigor.

La búsqueda de la verdad llevó a Marías a completar el saber de su tiempo con la mejor recopilación del pensamiento en su libro “Historia de la Filosofía” y de la toma de posesión de su tradición más próxima con sus estudios sobre Unamuno, sobre la “Escuela de Madrid” y el “Diccionario de Literatura española”. Sus escritos se suceden en continuidad sin descanso, contra la falsedad sobre Ortega, y preservando la continuidad del pensamiento español.

Sus libros más creadores van sucediéndose con intervalos regulares, cada quince años, como el caso de “La estructura social” de 1955, “Antropología metafísica” de 1970, “España inteligible” de 1985, este último considerado por Marías como del que se sentía más orgulloso de haber escrito. También sus artículos aparecen en cascada interminable y sus cursos son referencia del nivel de los años que le tocó vivir.

Una de las facetas más creadoras de Marías ha sido la reivindicación del cristianismo como referencia de su vida y de su obra, un cristianismo claramente emparentado con el pensamiento de su maestro Ortega, en el que la libertad y la verdad van íntimamente unidas. Eso dio lugar a un libro magistral llamado “La perspectiva cristiana”, clave de su religiosidad y de su actitud generosa para con todas las personas que le conocimos, que no es una generosidad solo de dar, sino que es el saber recibir las enseñanzas de sus maestros y ser fiel a la trayectoria de su patria.

El último curso que dirigió Julián Marías en su vida, el año 2002, titulado “Cambio de siglo”, tiene dos intervenciones del propio Marías: la primera conferencia versó sobre  “La verdad” y la última sobre “La libertad”, en ellas muestra lo que podría ser su testamento intelectual. Su lema fundamental coincide con las palabras del Evangelio: “La verdad os hará libres”. Esas conferencias se pueden leer en la Revista Cuenta y Razón, que publicó un número especial sobre dicho Curso y también en mi página de internet. Conferencias que se encuentran grabadas en video analógico a la espera que se pasen a video digital para ser accesibles por internet.

Ese testamento intelectual reflejado en sus dos conferencias anteriormente citadas es el mejor ejemplo de lo que es la vida intelectual a la altura del tiempo. Es una oportunidad la que se nos presenta de conocer ese testamento al alcance de todos. Me decía uno de mis interlocutores de mi página de internet, que esos artículos son los únicos que se llevaría a una isla desierta si tuviera obligación de ello. En dichos escritos hay varias claves del pensamiento y la vida de Marías y son un resumen de su actitud ante la vida. Así dice Marías: “Creo que uno de los problemas del mundo actual es el uso- el abuso - de la  mentira”. “En el mundo actual existen dos cosas que antes no existían: la organización y la publicidad”. “Casi todas las cosas que pasan hoy en el mundo están muy organizadas, responden a propósitos deliberados en que intervienen muchas personas que tiene técnicas certeras”.

Añade Marías: “Verdad y libertad son totalmente inseparables, no podemos renunciar a ninguna de ellas, las dos son dimensiones constitutivas, absolutamente necesarias la una respecto de la otra. Si miramos cómo está el mundo, veremos que evidentemente hay falta de libertad, pero si miramos un poco más a fondo, encontraremos que por debajo de las apariencias hay una gran falta de verdad y un predominio constante de la mentira".


"Ante lo que se dice en los periódicos, en los libros, en la televisión, en la radio, etc., ¿cómo reaccionamos?, ¿vemos que algo es falso?, sobre todo, no que es falso simplemente, no que sea  error, ¿vemos que es mentira?, o vemos que es verdad, que el que lo dice lo piensa, lo está viendo, nos lo comunica, podemos participar de ello. Ésta es la cuestión decisiva,  nuestra libertad depende literal y esencialmente de eso. Sin verdad no hay libertad, y sin libertad el hombre no es hombre, no puede vivir su vida humana”. Muchas gracias.

4 comentarios:

  1. Miraba de Don Julián la diferencia entre Realidad y Verdad.Gracias por encontrarlo. Me ha sorprendido que no fuera de José Luís Sanchéz que presentó mi libro "Doña Juana de Castilla" La Reina maltratada. Y antes casi leí sus dos libros sobre Don Julián aquien desde los 14 años que por circunstancias estudié autodidacta con las asisgnaturas que deaseaba y en Filosoffía tenía dos libros, uno de Julián Marías Historia de la Filosofía, por lo cual aunque no me hice filósofa siempre leía filosofia gracias a Don Julián de lo sencillo que era todo a estudiar e incluso en los momentos difíciles me hacía Kantina porque me resultaba fácil graciaa a don Julian; supongo que algo tuvo que ver que me dedicara siendo Psicologá Clínica a tener una academía para Bachilleres y siempre, aunque no fuera filosofía sino para saber sobre un texto y su criterio cogía un artículo de Don Julián, sí, me fascina y ya mayor me inspiraba tanta ternura como al Historiador Suarez Fernández. En mi tesis de ambos tube el privileguio de confirmaciones y aunque no fuera en general sí fuera un placer en comentarios de textos. Mi pena que siempre quise escribir como él de claarito pero me salen con muchas subordinadas... y mi placer es escribir luego no creo que pueda cambiar, claro en poesía sí creo serlo. Me llamaban mis compañeros Heráclita la obscura, no lo conseguí pero sigo admirando y leyendo a Don Julián. Un saludo Maruxa Oñate Español Dra. en Psicología Clínica Nº de Colegiada M-2017

    ResponderEliminar
  2. Con su permiso pongo su blog entre mis favoritos y mañana comenzaré a introducirme. Ya en el comentario anterior pongo lo mucho que me gusta Don Julian y lo mucho más que entre mis alumnos Bachilleres les daba sus artículos para cualquier comentario de texto. Un saludo Maruxa Oñate Español

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias por interesarse por esta bitácora sobre Julián Marías. Estuve con mi esposa en el momento de presentación de su libro sobre Juana de Castilla, presentado por José Luis Sánchez en la Fundación Universitaria Española y guardo un recuerdo muy grato de ese acontecimiento.
      Saludos cordiales
      Francisco Salgado

      Eliminar
    2. Muchísimas gracias por su respuesta y muchísimas gracias por haber estado en la presentación del libro sobre Doña Juana de Castilla. Y muchísimas gracias porque quien escribe sobre don Julian siempre tiene un huequito en mi corazón. En breve me pongo en contacto con nuestro mútuo amigo José Luís Sanchez porque tengo intención de llevar un deseo a cabo sobre La Compasión y desearía fuera entre los dos, José Luís Sanchez y quien siempre recordará a Julián Marías y relee el libro de "La Ilusión" para que no la perdamos nunca. Para mí ilusión y utopía van de la mano. Por eso me ha hecho mucha ilusión encontrar a dos personas que hablen de don Julián, usted y José Luís Sanchez, porque creo que no se ha hablado lo suficiente de él. Un saludo, Maruxa

      Eliminar